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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Jaume Vives: 'Un 155 que no mete mano a la Educación… gravísimo error'

Con el éxito del viaje presidencial a Waterloo reciente -“hemos hablado con televisiones suizas, belgas, francesas…”- el portavoz de Tabarnia, Jaume Vives, charla con La Gaceta para analizar los últimos sucesos del calvario judicial del procés -prisión incondicional para Turull, Rull, Romeva, Bassa y Forcadell- y para advertir de que el separatismo está herido, pero, atención, no muerto.

– Viaje presidencial de Tabarnia a Waterloo. ¿Parte de guerra?

El resumen de lo que pasó en Waterloo es ‘éxito total’. Día histórico y contrariamente a lo que se pueda pensar por la performance, serio e importante, que ha hecho mucho más por los catalanes que el nacionalismo en 30 años de régimen dictatorial.

– ¿Por qué?

Porque este jueves se hizo una demostración de que la respuesta a una injusticia, a la injusticia del nacionalismo, puede ser respuesta alegre y con humor. Un mensaje potente, pero con alegría. Llevamos muchos años de malas caras, gritos, de señalar a la gente, de difamar, de convertir a determinadas personas que no comulgan con lo que piensan en apestados… Esta alegría rompe esa dinámica. Los catalanes lo hemos pasado mal durante muchos años, hemos sido ninguneados por nuestros políticos y por el mundo asociativo y propagandístico. Lo que está haciendo Tabarnia ha dado algo a los catalanes que el nacionalismo no ha dado en 30 años: esperanza.

– Hablaba antes de esa performance, de ese vídeo casi humorístico. ¿Tabarnia tiene un mensaje más allá de ahí? ¿Les da miedo que no sea más que humor?

En estos días hemos hablado con teles suizas, alemanas, belgas, que comprenden el conjunto de Europa… Además de la performance hubo una rueda de prensa en la misma sala de prensa que hizo la suya Puigdemont y luego dimos una conferencia en el Parlamento Europeo.

– ¿Cómo recibe el mensaje de Tabarnia la gente a su alrededor?

La palabra es alegría y esperanza. Los que hemos vivido en Cataluña lo hemos visto. Ha parecido durante mucho tiempo que no existíamos, que daba igual que te llamaras Jaume Vives, que tuvieras ocho apellidos catalanes, que hubieras nacido aquí… Daba igual, tú no eras catalán porque no eras nacionalista. Ha habido gente que ha estado con la boca pequeña por miedo a ser señalados y apartados, por miedo a ser rancios, cutres, agresivos, porque esa era la imagen que se proyectaba de la disidencia. Hace falta humor porque estamos en un momento de crispación, pero con Tabarnia hemos elaborado un discurso, con nuestra rueda de prensa hemos dado una somanta de palos al nacionalismo… Y eso da esperanza, se ha visto que hay una respuesta posible al nacionalismo y que no hay motivos para seguir encerrados en casa sin abrir la boca.

– Del balcón de Balmes a la televisión como portavoz de todo un Gobierno. ¿Hasta dónde va a llegar Tabarnia?

Se lo pregunto porque mientras charlamos, el juez Llarena está enviando a prisión a principales líderes del procés, Marta Rovira se ha fugado a Suiza… ¿Si muere el procés muere Tabarnia?

No pienso que el procés esté muerto. Está herido, pero como el problema es que el nacionalismo es una nueva religión laica, va a tardar en desaparecer. Aunque no tenga guión -porque no lo tienen- van a improvisar, no van a quedarse aquí. Han metido en el corazón de cientos de miles de catalanes el sueño de ser libres y felices y les han dicho que el modo de serlo es el nacionalismo, ser independientes y esa gente no abandonará eso.

– Así que Tabarnia sigue…

Nuestra única razón de ser es combatir esa injusticia que clama al cielo. Dentro de unos años habrá una generación de nietos que le dirá a sus abuelos y padres ‘¿qué coño hicisteis?’. Viendo toda la mierda que el nacionalismo provocó a sus padres y abuelos dirán ‘por qué lo hicisteis, qué os pasó’. Llega un momento que lo que te obliga a dar la cara es mucho más que lo que te puede permitir estar callado, es una obligación moral levantarse contra eso. Si nosotros desaparecemos, que sería genial, será porque todo vuelve a la normalidad.

– ¿Será pronto?

Queda muchísimo porque tienen TV3, que está completamente infectada . Cuando pase a formar parte de Aguas de Barcelona y la depuren, entonces las cosas serán mejor. Tienen a los niños con la educación y a los adultos con los medios… es ese engranaje y el mundo asociativo, que se encargan de alimentarlo. Algunos dirigentes ya sabían que era imposible, ahora saben que además de ser imposible les trae consecuencias negativas, les va a perjudicar en sus vidas… Tanto lo saben que algunos ya están volviendo al autonomismo, se han hecho caca en los pantalones…

– ¿Va por Turull?

Sí, por todos, cada vez que visitan al juez, si les dejasen un rato más para hablar acabarían cantando el cara al sol. Su discurso es un insulto a la gente que salió a votar el 1 de octubre, el modo en el que han renegado de todo aquello por lo que hicieron salir a la gente a la calle. Mientras sigan copando los altos puestos de responsabilidad en la enseñanza, en los medios, en las asociaciones, en la cultura, seguirá habiendo procés, aunque a algunos líderes concretos se les vaya apartando.

– ¿Cómo es el día a día en Tabarnia?

Pues uno se levanta de buen humor, desayuna, con el presidente a veces que pasea por las calles. Se habla de cosas importantes, hay momentos para la broma, se ayudan unos a otros… Es un día a día de la ciudad normal y corriente, de una ciudad que no vive obsesionada por tonterías. La normalidad que nos han arrebatado, sin enfrentamientos en los trabajos ni en las familias, no hay gente que pierde su trabajo por culpa de los políticos, ni gente que se siente despreciada en los medios de comunicación de Tabarnia.

– Y en el ‘Palau de la Generalitat’ de Tabarnia, ¿qué se cuece, cuál es el próximo desafío?

Pararse, descansar, vivir la semana santa y observar la realidad. Hay una cosa en el nacionalismo, y es que la victoria que han tenido en las elecciones ha sido su derrota

– ¿Por qué?

Si hubieran perdido podrían decir ‘pues mira, hemos perdido, no podemos hacer nada’, pero tienen que hacer algo… y no tienen guión, no saben qué hacer. Hoy es Puigdemont, mañana Jordi Sánchez, pasado Turull y mañana no sabemos quién será. Dejan el escaño, se van al exilio… es un nivel tal de información y de cosas que nos lo ponen realmente difícil, es muy complicado hacer de espejo del independentismo. Necesitamos descansar, coger distancia mental, que el cerebro se relaje y después de vivir bien la Semana Santa ver de qué modo podemos seguir con la respuesta más efectiva al nacionalismo, pero te digo que no es fácil. Nuestro presidente ya lo decía, que está estudiando seriamente una denuncia al Tibunal de la Competencia por competencia desleal a su oficio de payaso.

– Puede hablar un rato con Mariano Rajoy. ¿Qué le diría?

Que ya está bien de jugar a la puta y la ramoneta, que hay mucha gente en Cataluña que lleva muchos años pasándolo mal y que parte de esta culpa es por la sucesiva inacción de los gobiernos de España. Que quizá lo que debería hacer el Gobierno de España es escuchar más a los catalanes no abducidos, que no son pocos para ver de qué modo podemos solucionar un problema que dentro de unos años se estudiará como situación surrealista que sucedió no se sabe cómo y que se cargó la paz de un pueblo entero.

– ¿Está pidiendo a Rajoy más contundencia?

Que escuche a los no abducidos…. que escuche lo que se vive desde hace años. Porque muchas veces fuera de Cataluña no se ha sabido comprender lo que aquí estábamos viviendo, incluso se pensaban que todos éramos nacionalistas. Hasta ese punto los nacionalistas han tenido el poder. Que se escuche a quienes llevan toda la vida viviendo y han vivido las consecuencias del nacionalismo… Un 155 que no mete mano en los medios de comunicación… grave problema. Un 155 que no mete mano en la Educación, gravísimo problema, gravísimo error. Es no tocar dos de los pilares más fuertes del nacionalismo. Necesitan unos buenos asesores que expliquen lo que aquí está pasando. Nuestro presidente estaría encantado de asesorar a quien hiciera falta de cara a defender la libertad y la dignidad de nuestro pueblo.

– Ahora tiene delante a Puigdemont. ¿Qué le diría?

Que fuese de cara ante la realidad. El nacionalismo tiene un problema muy serio con la realidad… Como cualquier ideología, desprecia la realidad. Tiene una ideas e intenta que la realidad se adapte a ellas. Cuando ven que la realidad no se adapta, la deconstruyen, se la inventan y a la amoldan. Que vaya de cara a la realidad, que estudie Historia… eso estaría muy bien. Sería un primer punto positivo. Que se preocupe por conocer la realidad social, sería interesante porque parece que solo existen los que le votan a él y el resto no existimos, somos anticatalanes inadaptados y gente de fuera… También estaría bien que conociera la realidad económica y tuviera en cuenta que está jugando con el pan de la gente. Que hay gente que ha perdido puestos de trabajo, ingresos, gente que se tiene que ir y gente que no se puede ir y no para de perder. Estaría bien también que dejara de fugarse porque al final es otra forma de no afrontar la realidad. Se fugó de la justicia, de sus votantes y de nosotros…

– Lo dice por el jueves…

Este jueves se lo pusimos muy fácil; hicimos la cumbre internacional en su jardín para que no tuviera que coger avión y sólo tuviera que quitarse el pijama y bajar al jardín y no lo hizo. Nosotros muertos de frío, allí con la lluvia. Es un desprecio absoluto a la realidad, y a la gente. Pero soy consciente si me tocase hablar con él de que es muy complicado que entre en razón.

– ¿Por qué?

Porque el nacionalismo es una ideología de las emociones. Muy primaria e infantil. Como la historia no me respalda, la economía tampoco, la realidad social tampoco, qué me queda: la voluntad, el sentimiento, me da igual todo pero yo no me siento españo. Ante una ideología así es muy complicado conseguir que alguien se pare, piense y esté dispuesto a renunciar. Por eso cuando uno critica al nacionalismo, aunque sea con muy buena educación, la respuesta que se encuentra es desproporcionada.

– ¿Cómo es Jaume Vives más allá de Tabarnia, más allá del balcón?

Antes de salir al balcón era un chico normal y corriente, lo sigo siendo. Soy periodista y en el primer año de carrera escribí un libro sobre la pobreza en Barcelona, Las putas comen en la mesa del rey; en segundo otro libro con la gente de la calle, y luego me fui al Líbano en 2014 a conocer el testimonio de los cristianos perseguidos. En 2015 me fue a Irak a hacer un documental sobre cristianos perseguidos, ’Guardianes de la fe’, y este año volví a Irak, con un segundo documental… En mi día a día estoy en colegios, universidades, parroquias o salas de cine haciendo conferencias, proyecciones del documental… En mi tiempo libre me dedico a la causa, a la otra causa. Cada vez trabajo más fuera de Cataluña y menos dentro,  pero ya imaginaba eso, ya era así antes del balcón y asumí ese riesgo al salir al balcón. Llega un momento que es más lo que te hace salir que lo que te permite quedarte en casa.

Se me hincharon las pelotas y salí al balcón.

– ¿Se han metido con usted?

No, hay mucha cobardía. Voy tranquilo y sin medo.

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