Un mes después de la devastadora DANA que arrasó 70 localidades de la provincia de Valencia, miles de vecinos siguen esperando las prometidas ayudas del Gobierno central, que hasta ahora sólo han llegado «con cuentagotas». Frente a la inacción de las administraciones, el presidente de Mercadona, Juan Roig, se ha convertido en el principal apoyo de muchos en zonas afectadas, liderando las labores de reparación y reconstrucción.
En localidades como Picaña, Chiva, Utiel, Aldaya, Massanassa o Paiporta, los efectos del desastre son aún evidentes. Edificios apuntalados, negocios cerrados y coches amontonados recuerdan el impacto de la riada del 29 de octubre, mientras los 900.000 afectados lidian con la frustración de un sistema que no responde a tiempo.
María Melguizo, propietaria de una clínica dental en Catarroja destruida por la inundación, es una de las muchas víctimas que no han visto resultados tangibles. «La única ayuda que he recibido ha sido la de Juan Roig», asegura. Con un préstamo de 80.000 euros avalado por la casa de su padre en Madrid, no puede acceder a la moratoria hipotecaria porque el inmueble está fuera de la zona afectada. «Sólo tengo 1.000 euros en mi cuenta y mi marido está en paro», dice entre lágrimas, confesando que ya no tiene fuerzas para seguir adelante.
La desesperación de los afectados contrasta con las promesas del Gobierno central y las instituciones autonómicas. Aunque se anunció un «escudo social» para ayudar a los damnificados, muchos, como María, aseguran que los trámites son complejos y lentos. «Mis abogados lo han gestionado todo porque yo no sé cómo hacerlo», explica, mientras sigue esperando una respuesta concreta.
En pueblos como Paiporta y Massanassa, la falta de avances ha generado un cruce de reproches entre las administraciones. Sin embargo, los vecinos insisten en que lo urgente es la llegada de recursos que les permitan reconstruir sus vidas y recuperar algo de normalidad.
A pesar del desolador panorama, algunos, como María, se aferran a la esperanza de que las ayudas prometidas terminen llegando. «Esperemos que todo esto se materialice pronto y podamos empezar a recuperar lo que perdimos», dice con resignación.