La Administración de Joe Biden enfrenta graves acusaciones tras revelarse que destinó más de 300 millones de dólares a la agencia Reuters mientras 11 agencias federales investigaban a las empresas de Elon Musk por presuntas irregularidades. Este hallazgo ha desatado sospechas sobre un posible uso partidista de los fondos públicos para atacar al empresario.
Reuters recibió dinero de entidades como la Agencia de Protección Ambiental (EPA), el Departamento de Justicia y la Comisión de Bolsa y Valores (SEC), al mismo tiempo que estas lideraban investigaciones contra Tesla, SpaceX, Neuralink y X (antes Twitter). Durante este período, la agencia obtuvo el prestigioso Premio Pulitzer por sus reportajes críticos con Musk, lo que ha levantado dudas sobre su independencia y sobre un posible conflicto de intereses.
Tesla ha sido investigada por presuntas irregularidades laborales, mientras que SpaceX fue multada por violaciones ambientales. Neuralink también enfrentó inspecciones regulatorias, y X sufrió el endurecimiento de la supervisión de la Comisión Federal de Comercio (FTC). Aunque estas acciones pueden ser comunes en corporaciones de gran tamaño, su simultaneidad y severidad han generado dudas sobre una posible intención política.
Los críticos denuncian ahora una ofensiva coordinada contra Musk, quien se opone a las políticas progresistas, respaldó a Donald Trump durante la campaña electoral que le dio la victoria en las presidenciales y ha transformado X en un bastión de la libertad de expresión.
¿Propaganda financiada con dinero público?
La noticia de que Reuters, beneficiaria de millonarios contratos gubernamentales, como refleja la base de datos de gastos del Gobierno de EE.UU, publicara reportajes críticos con Musk en el momento en que agencias federales investigaban a las empresas del multimillonario ha generado revuelo. La cobertura, calificada por muchos como excesiva y sesgada, alimenta la percepción de que los contribuyentes podrían haber financiado una campaña de desprestigio orquestada por el gobierno.
En redes sociales, líderes de opinión han exigido una investigación independiente sobre esta información y el propio Musk ha denunciado lo ocurrido en su cuenta de X: «Esto explica muchas cosas. Vergüenza debería darle a Reuters ¡Propaganda pagada!«.
Mientras tanto y a pesar de la presión mediática y gubernamental, Musk continúa liderando proyectos revolucionarios. Tesla domina el mercado de vehículos eléctricos, SpaceX impulsa la exploración espacial y Neuralink expande los límites de la neurociencia. Además, su gestión de X ha generado un cambio cultural hacia la lucha contra la censura y la defensa de la libertad de expresión.
Lo ocurrido coloca tanto al gobierno de Biden como a Reuters bajo la presión cuando apenas faltan unas semanas para la toma de posesión del presidente electo, Donald Trump. Mientras los defensores de la agencia aseguran que los reportajes expusieron problemas denunciables en las empresas de Musk, los críticos ven estos hechos como parte de una campaña orquestada para socavar su influencia.
Por su parte Reuters ha rechazado hacer comentarios sobre este asunto hasta el momento.