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Hasta que se arrepienta y confiese su pecado

El arzobispo de San Francisco prohíbe comulgar a Nancy Pelosi por su defensa del aborto

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La presidente de la Cámara de representantes, Nancy Pelosi, con el Papa Francisco, en su visita al Vaticano en octubre de 2021. Reuters.

El arzobispo católico de San Francisco, Salvatore Cordileone, ha anunciado que la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, la demócrata Nancy Pelosi, no debe recibir la Comunión eucarística por manifestarse a favor del derecho al aborto.

Pelosi, que se considera católica, ha criticado duramente el borrador de la decisión de la Corte Suprema del país que revocaría la histórica sentencia Roe v Wade de 1973 que esencialmente legalizó el aborto en todo el país, posicionándose, por tanto, a favor de que las madres puedan asesinar a sus hijos no nacidos, una cuestión que la Iglesia católica condena como un gravísimo pecado.

La presidenta de la cámara baja del Congreso apareció sin ir más lejos la semana pasada en CNN para calificar la composición actual de la corte, de mayoría conservadora, como “peligrosa para las familias y las libertades en nuestro país”.

Al contrario de lo que han publicado la mayoría de medios, el arzobispo de San Francisco no ha excomulgado a Nancy Pelosi, le ha prohibido recibir la Comunión, esto es, recibir, según enseña la doctrina católica, el cuerpo de Jesucristo, algo que no se puede hacer si se está en pecado mortal.

La excomunión, por otro lado, es el castigo más severo que puede imponer la Iglesia a un fiel. El efecto mas notable de la excomunión es la exclusión de la recepción o administración de los sacramentos, incluso de la confesión, y la pérdida de la comunión con la Iglesia.

“Como no ha repudiado públicamente su posición sobre el aborto y continúa refiriéndose a su fe católica para justificar su posición y recibir la Sagrada Comunión”, escribió el arzobispo en una carta dirigida a la política demócrata publicada por la archidiócesis, “no debe presentarse para la Sagrada Comunión y, si lo hace, no debe ser admitida a la Sagrada Comunión, hasta el momento en que repudie públicamente su defensa de la legitimidad del aborto y confiese y reciba la absolución de este pecado grave en el sacramento de la Penitencia”.

En la misiva, fechada el 19 de mayo, el prelado tendió una mano a Pelosi, asegurando que está listo “para continuar nuestra conversación en cualquier momento” y señaló que continuará “ofreciendo oración y ayuno” por ella.

El arzobispo de San Francisco pidió a los fieles de su archidiócesis que recen por todos los legisladores, “especialmente los legisladores católicos que promueven el aborto”, para que “experimenten una conversión de corazón en este gravísimo asunto y la vida humana puede ser protegida y fomentada en cada etapa y condición de la vida”.

Cordileone, arzobispo de San Francisco desde 2012, es, de hecho, el prelado de Nancy Pelosi, ya que ésta se presenta al Congreso de Estados Unidos por la ciudad californiana, perteneciendo como católica, por tanto, a la archidiócesis que pastorea Cordileone.

A su vez, en otra carta firmada el pasado viernes, el prelado se ha dirigido a los sacerdotes de sus diócesis, pidiéndoles que no den la Comunión a Pelosi hasta que se confiese por su apoyo al aborto.

En esta segunda carta, Cordileone revela a sus sacerdotes sus tentativas de encontrarse y hablar con la política demócrata desde que Pelosi anunciara su deseo de codificar Roe v Wade, intentos que fueron ignorados por parte de la presidente del Congreso estadounidense.

“Después de que la presidente Pelosi hiciera su anuncio, le envié una carta en la que le señalaba el escándalo que estaba causando y le advertía que, si avanzaba con esta legislación, no podría abstenerme de dar una respuesta pública. También solicité encarecidamente una reunión con ella. No recibí respuesta”, escribió el arzobispo.

Cordileone indicó que a finales del año pasado se comunicó con la oficina de Pelosi para solicitar una reunión y le informaron que “no estaba disponible debido a su horario”. “A principios de este año, una vez más pedí una reunión. Mi solicitud fue denegada”, escribió el arzobispo.

Cordileone relató que a principios de abril envió otra carta a Pelosi, detallando la posición “extrema” que tenía en lo referente al aborto y donde le explicó el “escándalo” que estaba causando y “el peligro para su propia alma”. “Le pedí que repudiara esta posición, o que se abstuviera de referirse a su fe católica en público y de recibir la Sagrada Comunión”, escribió el prelado. Cordileone también le dijo que, si se negaba a hacer eso, se vería obligado a hacer un anuncio público. El arzobispo, de nuevo, no obtuvo respuesta.

Cuando, el 4 de mayo, una vez filtrado el borrador de la decisión de la Corte Suprema, la presidente de la Cámara baja, una vez más, se refirió a sí misma como una “católica devota” al justificar su apoyo a una agenda de aborto radical, escribió Cordileone, “me comuniqué con su oficina una vez más para solicitar urgentemente hablar con ella”, pero no recibió respuesta.

Como consecuencia de todo esto, escribió el prelado a sus sacerdotes, “no hay nada más que se pueda hacer en este punto para ayudar a la presidente a comprender la gravedad del mal que está perpetrando su defensa del aborto y el escándalo que está causando”. “Por lo tanto, le emití la Notificación antes mencionada de que no debe ser admitida a la Sagrada Comunión”, afirmó.

Apoyo del episcopado estadounidense

La importante decisión del arzobispo de San Francisco ha encontrado el respaldo de algunos de sus colegas. Es el caso de James Conley, obispo de la diócesis de Lincoln, quien ha dicho que «apoya al arzobispo Cordileone en su valiente acercamiento pastoral a un miembro de su rebaño. Sus acciones las hace como un pastor con el corazón de Cristo».

Michael Barber, obispo de Oakland, también ha mostrado su apoyo al arzobispo de San Francisco por su «postura heroica y compasiva que tomó» en «la protección y defensa de la vida humana». El obispo de Tyler, en Texas, Joseph Strickland ha dado las gracias a Cordileone: «¡Gracias, gracias, gracias Arzobispo Cordileone por amar a Nancy Pelosi en la Verdad de Jesucristo!».

El obispo de Denver, Samuel Aquila, ha emitido un comunicado a sus fieles para mostrar su apoyo público al arzobispo de san Francisco. Aquila ha afirmado que apoya y felicita a su hermano obispo «por tomar esta decisión valiente, compasiva y necesaria. Sé que el Arzobispo Cordileone es un pastor con el corazón y la mente de Cristo, que verdaderamente desea guiar a otros hacia el amor, la misericordia y la promesa de salvación eterna de Cristo».

Son sólo algunos de los ejemplos de los prelados estadounidenses que han salido públicamente a defender la decisión del arzobispo Cordileone. Una decisión que no está exenta de polémica dentro del gigantesco episcopado ―en Estados Unidos hay más de 400 obispos―, y que ha sido objeto de debate recientemente.

Un debate que viene de lejos

La cuestión de negar la comunión a los políticos católicos que defienden y promueven públicamente el aborto ha estado encima de la mesa en las reuniones del episcopado estadounidense en los últimos tiempos. La llegada de Joe Biden a la Casa Blanca encendió esta controversia, ya que el presidente estadounidense se confiesa católico y, a su vez, promueve el aborto en el país, lo que causa escándalo en muchos fieles católicos.

A finales de marzo de 2021, el presidente de los obispos estadounidenses, el arzobispo de Los Ángeles, José Gómez, informó al Vaticano de que los obispos de Estados Unidos se estaban preparando «para abordar la situación de los católicos en cargos públicos que apoyan la legislación que permite el aborto, la eutanasia u otros males morales», recogió InfoVaticana.

El Vaticano, a través del prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal español Luis Ladaria, advirtió al presidente de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos que formular una política nacional en ese sentido podría «convertirse en una fuente de discordia en lugar de unidad dentro del episcopado» y abogó por llegar a un consenso.

En la rueda de prensa que tuvo lugar en el vuelo de vuelta de su viaje a Eslovaquia, en septiembre de 2021, el Papa Francisco, preguntado sobre esta cuestión, afirmó que él nunca había «negado la Eucaristía a nadie». «No sé si ha llegado alguno en estas condiciones, pero no nunca, nunca he negado la Eucaristía. Esto desde sacerdote», aseguró, condenando con firmeza, por otra parte, el aborto.

Dos meses después, se desveló que el documento que los obispos de Estados Unidos elaborarían sobre la eucaristía no incluiría finalmente ninguna referencia a negar la comunión.

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