¿Qué persona «razonable» no «odia» a Donald Trump? Por el modo en que habla el hijo del detenido por el intento de asesinato del expresidente se diría que todo el mundo. Y ese es el problema.
El británico Daily Mail se ha puesto en contacto con el hijo de Routh, que ha hecho unas declaraciones muy significativas, especialmente por lo que da por supuesto. El vástago de Routh afirma que su padre «odia a Trump como cualquier persona razonable».
«Es mi padre y sus únicos antecedentes son un par de multas de tráfico, que yo sepa. Es una locura. Conozco a mi padre y lo quiero, pero él no es así», dijo. Que él sepa. Pero si se confirman rumores que han aparecido en las redes, pronto podríamos encontrarnos antecedentes algo más inculpatorios. «Dijo que estaba en la playa, pero pensé que se refería a la costa de Hawái. No le pedí más información porque habíamos tenido una pelea y nos habíamos distanciado«, continúa.
«No es una persona violenta», insiste refiriéndose a Routh, detenido con un fusil de asalto. «Es un hombre muy trabajador y un gran padre. Es un gran tipo, un buen tipo y ha trabajado toda su puta vida».
Ser un buen tipo, se entiende, no es incompatible con matar a un expresidente de Estados Unidos. Lo que es mucho menos extraño de lo que pudiera parecer en un país que lleva poco menos de una década marinado en el odio a Trump.
Todas las campañas electorales demandan que se critique al contrario hasta la exageración, pero en las democracias occidentales modernas solía haber límites claros, como el de no calificar al contrario como «una amenaza para la democracia» o compararlo desfavorablemente con Adolf Hitler. ¿Quién no estaría dispuesto a matar a Hitler? Para una amplia mayoría de americanos sería algo perfectamente justificado.
«Odio esta competición cada cuatro años, y creo que todos lo odiamos, y si mi padre quiere ser un mártir de un proceso que se ha vuelto corrupto y disociado de los problemas reales y las soluciones prácticas es su decisión». Todo está aquí: el rechazo a la democracia cuando no sale el candidato «correcto», la idea de que matar a un candidato es una «decisión» comprensible para protestar contra el sistema y el concepto de que Trump —que ya ha gobernado durante cuatro años sin establecer un régimen fascista, precisamente— es una amenaza existencial.