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«quiere erosionar la estructura misma de la sociedad»

Elon Musk: «George Soros odia a la humanidad»

George Soros. Europa Press

Cuando uno tiene tanto como Elon Musk, el hombre más rico del mundo en días alternos, fundador de Tesla y dueño de la red social Twitter, puede permitirse cosas que no siempre están al alcance del común, como arriesgarse a perder dinero por expresar libre y abiertamente sus opiniones. Como decir del también magnate George Soros que le recuerda al villano de Marvel Magneto, que «quiere erosionar la estructura misma de la sociedad» y «odia a la humanidad».

Lo dijo en Twitter, pero por si acaso la idea no había quedado suficientemente clara, lo repitió en una entrevista concedida al periodista de la cadena CNBC David Faber tras la junta de accionistas de Tesla.

A Faber le intrigaba el prurito de Musk por dejar clara su hostilidad hacia Soros, no tanto que la sintiese. Uno puede pensar pestes de Soros, vino a decir el entrevistador, y es cierto que Musk es libre de expresar sus opiniones en público, pero, ¿por qué hacerlo? Las declaraciones de Musk pueden hacerle perder mucho dinero al irritar a gente muy importante. De hecho, ya le ha caído la del pulpo, incluyendo la cansina acusación de «antisemitismo», que el propio Musk ha despreciado confesándose «más bien prosemita».

Así, la periodista Bethany McLean reaccionaba a los tuits de Musk escribiendo: «Elon Musk parece un niño mimado cuando habla de la libertad de expresión«, agregando que «si dirige un negocio que depende de los anunciantes, es posible que tenga que pensárselo mejor, pero Musk parece absolutamente reacio a hacer esa distinción». O, traducido: no digas cosas que puedan irritar a tus anunciantes, clientes o inversores.

Pero Musk no se calla ni debajo del agua, y la respuesta que dio a Faber sobre por qué había dicho lo de Soros, su simple respuesta fue: «Porque es mi opinión». Y que salga el sol por Antequera. Y si Faber reacciona con la respuesta oficial, que todo lo que se dice de Soros es consecuencia de una «teoría de la conspiración», el sudafricano replica recordando que, últimamente, muchas teorías de la conspiración ha resultado ser ciertas, citando el portátil maldito de Hunter Biden, cuya ocultación por el FBI le parece una clara «injerencia electoral».

¿Por qué decirlo en alto? No tiene mucho que ganar, y sí mucho que perder, si al hacerlo «perjudica a su empresa». Musk responde con una cita de la Princesa Prometida, cuando Íñigo Montoya tiene al fin a su merced al hombre que mató a su padre pidiendo piedad. «Ofréceme dinero, Ofréceme poder. Me da igual».

Y, a partir de ahí, demostró que, efectivamente, le da igual. De Biden, por el que reconoce que votó, dice que «ojalá pudiéramos tener a un ser humano normal en la presidencia«. También dijo que en las elecciones presidenciales pasadas hubo fraude, aunque piensa que no fue determinante y que habría ganado Biden igualmente. De la alianza periodística Bellingcat, supuestamente independiente y neutral, dijo que era una evidente sociedad pantalla de la CIA.

La opinión que Musk tiene de Soros es, sin embargo, ampliamente compartida, y no sin motivo. Soros es famoso en los círculos políticos estadounidenses por invertir dinero en causas de izquierda, en particular, las elecciones para fiscales de distrito.

Los fiscales financiados por Soros dominaron el ciclo electoral de 2022 y los resultados son bastante obvios para cualquiera que tenga ojos en la cara: dejan en libertad o con penas ridículas a criminales violentos y se ensañan con los ciudadanos normales. Por ejemplo, la familia Soros ayudó a llevar a Alvin Bragg, el fiscal que llevó recientemente a Trump ante un juez, al poder en Manhattan, y su oficina ahora está acusando a un exmarine que defendió a un vagón de metro de un vagabundo violento causándole la muerte.

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