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Quiere 'proteger a los niños de la medicina basada en la política'

Florida estudia prohibir la cirugía y los tratamientos hormonales de cambio de sexo en menores

El gobernador del estado de la Florida, Ron DeSantis. Reuters

Cuando tienes en el corazón de la América conservadora, Texas, una celebración de transexualismo dirigida a niños, como acaba de darse en un bar de Dallas, es el momento de pararse a pensar si es siquiera posible frenar la actual deriva hacia el triunfo absoluto de lo «woke».

Pero hay quien no está dispuesto a rendirse, incluso en posiciones de poder político, y que están dispuestos a darle la vuelta a la tendencia. Es el caso del gobernador republicano de Florida, Ron DeSantis, que ya se ha enfrentado al Gobierno federal de Biden en cuestiones como las restricciones con la excusa de la pandemia o el adoctrinamiento en las escuelas, con visible éxito.

Y el último objetivo de su particular cruzada es eso que hace no tanto se hubiera calificado de perversión de menores y hoy es uno de esos «derechos» que no paran de «ampliarnos»: el intento concertado de la izquierda radical de «preparar» a los niños para que adopten el estilo de vida LGBTQIA2+, en particular presentándolo como «guay» entre los escolares.

Se ha convertido, por ejemplo, en costumbre en todo lo largo y ancho de la unión que «drag queens» visiten regularmente los colegios para dar a los niños una visión edulcorada y atractiva de su «profesión«, igual que las bibliotecas promocionan libros semipornográficos dirigidos a presentar bajo la mejor luz posible el comportamiento homosexual. Los libros destinados a los más pequeños pueden llegar a ser tan explícitos que los miembros de las juntas escolares prohíben que se discuta en sus reuniones.

DeSantis disiente. Y su equipo de Gobierno, claro, como el responsable de Sanidad del estado, Joseph Ladapo, que en una carta dirigida a la Junta de Medicina de Florida les exigió que reconsideraran su posición sobre la cirugía y los tratamientos transgénero. La carta no tiene desperdicio.

«El 20 de abril de 2022, el Departamento de Salud de Florida publicó una guía sobre el tratamiento de la disforia de género para niños y adolescentes», empieza la carta. “Como responsable de Sanidad del estado, desaconsejé ciertos tratamientos farmacéuticos, no farmacéuticos y quirúrgicos para la disforia de género. Las recomendaciones se basan en la falta de evidencia concluyente y el alto riesgo de daños irreversibles a largo plazo de estos tratamientos. Desde entonces, la Agencia para la Administración del Cuidado de la Salud ha llevado a cabo una revisión completa para determinar si estos tratamientos son ‘consistentes con los estándares médicos profesionales generalmente aceptados (GAPMS) y no experimentales o de investigación'».

Y sigue: «La revisión de la agencia incluyó una descripción general de las revisiones sistemáticas sobre los bloqueadores de la pubertad, las hormonas del sexo cruzado, las cirugías o una combinación de intervenciones. Si bien algunas organizaciones profesionales, como la Academia Estadounidense de Pediatría y la Sociedad Endocrina, recomiendan estos tratamientos para la atención de ‘afirmación de género’, la evidencia científica que respalda estas intervenciones médicas complejas es extraordinariamente débil”.

Ladapo pone como ejemplo el estudio de los doctores Brignardello-Peterson y Wiercioch, donde se afirma que «existe una gran incertidumbre sobre los efectos de los bloqueadores de la pubertad, las hormonas del sexo cruzado y las cirugías en jóvenes con disforia de género”.

Así, concluye que las prácticas médicas que se están imponiendo en estos casos responden a la presión ideológica más que a las conclusiones de la ciencia, lo que obliga al Gobierno al que representa a «proteger a los niños de la medicina basada en la política». «De lo contrario, los niños y adolescentes de nuestro estado seguirán asumiendo un riesgo sustancial de daño a largo plazo. La Agencia finalmente concluyó que la literatura médica disponible proporciona evidencia insuficiente de que la reasignación de sexo a través de intervenciones médicas es un tratamiento seguro y efectivo para la disforia de género. Animo a la Junta a revisar los hallazgos de la Agencia y la orientación del Departamento para establecer un estándar de atención para estos procedimientos complejos e irreversibles”.

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