«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Se trata de fieles practicantes que se toman en serio la doctrina moral de la Iglesia

La Administración de Trump será la más católica de la historia de EEUU

Donald Trump. Europa Press

Joe Biden fue el segundo presidente católico que ha tenido Estados Unidos, e incluso la prensa adicta gustaba de calificarle de «devoto católico» pese a promover las leyes más rabiosamente anticatólicas de la historia, especialmente su furor proabortista.

Sin embargo, ha sido su rival, Donald Trump, cristiano de vaga adscripción, quien se ha propuesto formar la Administración con mayor número de católicos practicantes, según algunos comentaristas, que haya existido en el país, toda una declaración de intenciones y un guiño al bloque religioso de votantes más numeroso de la Unión.

La católica es la denominación religiosa más numerosa de Estados Unidos, una nación por lo demás fundada por un núcleo protestante a menudo abiertamente hostil a la Iglesia de Roma. De hecho, cuando John F. Kennedy se planteó el asalto a la Casa Blanca tuvo que comprometerse públicamente a no supeditar su política a los dictados del Papa, como era el temor de las masas reformadas.

Pero hay una diferencia significativa entre los «católicos» de la Administración Biden (empezando por él mismo) y los elegidos por Trump, y es que estos últimos no son los católicos modernistas de que se rodeó el pasado presidente, sino que se trata de fieles practicantes que se toman en serio la doctrina moral de la Iglesia, especialmente en su postura provida.

El fenómeno supone también un cambio relevante con respecto a la primera Administración Trump. En 2016 los puestos de vicepresidente, secretario de Estado y secretario de Salud y Servicios Humanos estaban todos ocupados por protestantes. En 2024, esos puestos serán ocupados por católicos practicantes.

Empezando por el número dos, el único electo además de Trump, el vicepresidente J.D. Vance, que se convertirá en el segundo católico en ocupar el cargo y el primer vicepresidente republicano católico. Vance, un converso al catolicismo tradicional, ha atraído a muchos votantes por sus convicciones contraculturales, reacción a una vida marcado por las peores plagas de la era moderna.

Robert F. Kennedy Jr. será secretario de Salud y Servicios Humanos. Hijo del senador asesinado Robert F. Kennedy y sobrino del expresidente JFK, es un católico practicante que describe su fe como el «eje central» de su vida, que jugó un papel central para superar la adicción a las drogas y el alcohol.

Marco Rubio, católico practicante por su herencia hispana, ocupará un cargo que, en la primera potencia mundial, viene a ser el segundo en importancia, Secretario de Estado, es decir, ministro de Asuntos Exteriores. Rubio abandonó la Iglesia dos veces y volvió a ella dos veces. De niño, su familia se adhirió a los mormones antes de volver al catolicismo, en parte por presión del propio Marco. Se casó por la Iglesia, pero su fe decayó durante los primeros años de su éxito profesional, hasta regresó gradualmente a la práctica y ahora es miembro activo de su parroquia, la Iglesia de la Pequeña Flor en Coral Gables, Florida. Rubio, firme defensor de las políticas provida, ha declarado que «la dignidad y el valor de la vida humana estén ligados a las circunstancias de su concepción».

Elise Stefanik, una firme defensora de Israel, será la embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas. Es católica por ascendencia, aunque no suele hablar de cuestiones de fe. Su postura sobre cuestiones sociales no siempre ha coincidido con las enseñanzas católicas, como en lo relativo a los «matrimonios» del mismo sexo.

El ex presentador de televisión Sean Duffy, candidato a secretario de Transporte, es un católico devoto. Él y su esposa, Rachel Campos-Duffy, tienen nueve hijos y en 2019 renunció al Congreso para cuidar de su noveno hijo, que nació con complicaciones de salud. Otros puestos notables fuera del Gabinete han recaído en católicos como Tom Homan, el resuelto ‘Zar de la Frontera’, y Karoline Leavitt como Secretaria de Prensa de la Casa Blanca. Trump también nominó a John Ratcliffe, otro católico practicante, para servir como Director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

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