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LOS DEMÓCRATAS PODRÍAN HACERSE CON 51 SENADORES

Repetición de las ‘midterm’ en Georgia: demócratas y republicanos se juegan el último senador

Seguidores del republicano Herschel Walker. Twitter

La configuración política del Senado de Estados Unidos continúa abierta a la espera de la repetición de las elecciones en Georgia, después de que el pasado 8 de noviembre ningún candidato lograse alcanzar el número de votos necesario (un 50% del total) para ser investido senador.

La segunda vuelta en el estado sureño ofrece al Partido Republicano una nueva oportunidad para recuperar el escaño perdido en Pensilvania y mantener el empate a 50 senadores, aunque pase lo que pase los demócratas seguirán controlando el hemiciclo con el voto de calidad de Kamala Harris que por atribuciones constitucionales es la presidenta de la Cámara.

El estado de Georgia es uno de los llamados swing states más determinantes en todas las carreras electorales, especialmente en las presidenciales. Su historial político es particularmente cambiante. Alrededor de noventa circunscripciones —conocidas como «circunscripciones moradas»— se consideran susceptibles de variar de color. La mayoría de éstas, que se encuentran ubicadas en la parte norte de Atlanta, han alternado su apoyo entre ambos partidos en función del cargo a elegir, como ocurrió en las pasadas midterm.

Brian Kemp, candidato republicano, ha resultado reelegido Gobernador de Georgia gracias al apoyo de las circunscripciones moradas. Un apoyo que no logró reproducir su compañero de partido y candidato al Senado por Georgia, Herschel Walker, que obtuvo alrededor de doscientos mil votos menos que Kemp en las mismas circunscripciones y que se posiciona como el candidato republicano menos respaldado a nivel nacional.

Las últimas encuestas otorgan la victoria al demócrata Raphael Warnock. Walker ha perdido el apoyo y la confianza del electorado republicano después de la difusión de un supuesto historial de escándalos —todos ellos desmentidos— que le acusan de violencia de género, racismo, así como de haberse ofrecido a costear el aborto a dos mujeres. Una campaña de desprestigio que podría explicar por qué su compañero de partido, Kemp, venció a Stacey Abrams por un margen de diferencia casi siete veces mayor con el que el rival demócrata, Raphael Warnock, superó a Walker.

El escaso respaldo a Walker se acentuó en la periferia de la ciudad de Atlanta, entre las clases altas tradicionalmente republicanas y con un rango educativo superior. Según una encuesta reciente realizada por la CNN, alrededor de un 70% del electorado de Walker es blanco, mientras que el candidato demócrata se hizo con la mayor parte del voto afroamericano –que representa un 30% de la población de Georgia— así como el voto latino y asiático.

Se trata de la primera ocasión en Georgia en la que ambos candidatos electorales son afroamericanos. Un hecho que, en un principio, beneficiaría a Walker, de no ser por la controversia promovida por los demócratas a raíz de su postura escéptica respecto al nivel de racismo en los Estados Unidos.

El resultado de las elecciones también tendrá relevancia para la campaña de Trump. Walker es uno de los apoyos de Trump en Georgia, a diferencia de Kemp, quien ha mantenido importantes desavenencias con el expresidente republicano. A pesar de respaldar su candidatura, Trump anunció que no acudirá en persona a ningún acto, considerándolo más perjudicial que beneficioso para Walker. Por su parte, el candidato demócrata posee el respaldo del expresidente Barack Obama, que ha acudido a actos de campaña, y que cuenta con casi el doble de financiación que Walker, según ha informado AdImpact.

A toda esta incertidumbre, se suman los problemas de irregularidades en el recuento de votos que han causado estragos en la confianza de los votantes georgianos. Tal como refleja una encuesta reciente, alrededor del 70% de los votantes de Walker no confía en la veracidad de los resultados electorales, frente al 20% de los votantes de Warnock.

Ningún partido se muestra plenamente seguro de hacerse con el escaño. Charles E. Schumer, el líder de los demócratas en el Senado, fue sorprendido afirmando que el partido «iba cuesta abajo» en Georgia. Aun así, la puesta en duda sobre la residencia de Walker, así como el miedo sembrado sobre el aborto tras la reciente restricción de la sexta semana, apuntan a una mayor movilización del electorado demócrata, que podría otorgarles el pequeño margen necesario para alcanzar el 50% y hacerse con una mayoría de 51 escaños en el Senado.

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