En un momento de aguda crisis, cuando Alemania está dejando de ser la locomotora de la Unión Europea a toda velocidad, se disparan las prestaciones sociales en el país, el 47% de las cuales va a parar a extranjeros.
Con un Gobierno de coalición de izquierdas, Alemania está viviendo una explosión de costes sociales. Los beneficiados con ayudas sociales recibieron en 2023 un récord de 42.600 millones de euros frente a los 36.600 millones de euros en 2022. Y el 47,3% de esos beneficiarios son no alemanes, lo que supone cuatro puntos más que en 2022.
Eso, naturalmente, sin contar con los inmigrantes poco o nada integrados que hayan podido nacionalizarse deprisa y corriendo los últimos años. El Gobierno alemán no registra el origen migratorio de las personas una vez que reciben la ciudadanía alemana, lo mismo ocurre con las estadísticas de delincuencia alemanas, que, no obstante, muestran que el 41% de todos los delitos y seis de cada diez delitos violentos son cometidos por extranjeros.
El diputado de Alternativa para Alemania (AfD) René Springer ha revelado en el Bundestag datos oficiales según los cuales los gastos administrativos del programa de prestaciones sociales ascendieron a 6.300 millones de euros, 300 más que en 2022. Si se añaden al total, los gastos de asistencia social ascienden a más de 48.000 millones de euros. Según Bild, esta cifra es un 14,8% más que en 2023, un 18,4% más que en 2020 y un 23% más que en 2015.
¿Se acuerdan del «vienen a pagar nuestras pensiones»? Pues no parece, más bien al contrario. De hecho, los datos muestran que el Estado alemán gastó casi 50.000 millones de euros en inmigrantes, incluidos gastos de vivienda social, gastos médicos, educación, cursos de integración y otros.
También los demócratas cristianos (CDU), que durante el Gobierno de Angela Merkel fueron los principales responsables de la llegada de muchos inmigrantes a Alemania, denunciaron el aumento de los costes. El experto económico Jens Spahn declaró al periódico Bild: «El subsidio de ciudadanía bate récords negativos en lo que respecta a la obstaculización del empleo y el aumento de los costes. Una gran mayoría de alemanes lo considera totalmente injusto».