«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
el sindicato de trabajadores rechazó darle asistencia

Despiden a una funcionaria en el Reino Unido por dar «me gusta» a un vídeo crítico con la inmigración ilegal

El primer ministro de Reino Unido, Keir Starmer. Europa Press

Una empleada pública en el Reino Unido ha sido despedida por dar «me gusta» a un vídeo en Facebook que cuestionaba la inmigración ilegal. El vídeo, grabado tras los apuñalamientos ocurridos en Southport, alertaba sobre los riesgos de las fronteras abiertas y defendía el derecho de los británicos a expresar su preocupación ante el colapso de los servicios públicos.

La funcionaria, identificada como «Alex» para preservar su anonimato, no había publicado el vídeo ni respaldado todo su contenido. Se limitó a marcarlo con un «me gusta», comentar en apoyo a algunas ideas —como la defensa de la cultura británica y la presión que soporta el sistema social— y asistir a una reunión comunitaria promovida por quien lo publicó.

Ese gesto fue suficiente para que su empleador abriera una investigación y, finalmente, la despidiera por «apoyar actividades de extrema derecha«. Entre los argumentos esgrimidos por la Administración pública figuraban opiniones que, lejos de ser extremistas, forman parte del debate político legítimo: oposición a la inmigración masiva, preocupación por la vivienda y los recursos públicos, y un llamamiento al diálogo cívico.

El caso fue tan absurdo que se llegó a insinuar que Alex podría haber incurrido en responsabilidades penales, a pesar de que no cometió ningún delito. Todo por coincidir con opiniones consideradas hoy como políticamente incorrectas.

Más grave aún fue la respuesta del sindicato al que Alex recurrió en busca de ayuda: rechazó prestarle asistencia por tratarse de un caso con supuestas «connotaciones de extrema derecha». Solo la intervención de la Free Speech Union (FSU) permitió desmontar la acusación, apelar el despido y conseguir que la empleada fuera finalmente reincorporada.

La FSU denunció que se trataba de una vulneración flagrante del derecho a la libertad de expresión. El propio vídeo había sido utilizado para perseguir penalmente a su autor, también miembro de la FSU, por «incitación al odio racial». El juicio terminó en apenas 20 minutos con un veredicto unánime de «no culpable» por parte del jurado.

Lejos de ser un hecho aislado, este despido refleja el ambiente de censura ideológica que se impone en el sector público británico, donde expresar preocupación por la inmigración o defender la identidad nacional puede acarrear represalias laborales.

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