Un niño de tan sólo 11 años se ha convertido en el detenido más joven por su supuesta participación «violenta» en las manifestaciones producidas en Reino Unido hace un mes después de que un hombre, hijo de padres ruandeses, apuñalase a varios niños acabando con la vida de tres en un taller infantil con la temática Taylor Swift desarrollado en Southport.
Además, 14 personas más han sido capturadas por la policía de Cleveland durante el pasado miércoles. Esta acción se produce después de que la Policía llevase a cabo una serie de redadas destinadas a detener a personas involucradas en las escenas que causaron algunos destrozos en el mobiliario público y la hospitalización de varios policías.
Un portavoz de las fuerzas armadas se ha pronunciado tras las detenciones, que ya han superado las 100 desde que comenzaron las redadas —entre ellas también se encuentran tuiteros que dieron opiniones consideradas «discurso de odio» por el Gobierno—: Un portavoz de la fuerza dijo: «Equipos de oficiales partieron esta mañana para localizar a aquellos que se cree que están involucrados en el desorden». También apuntó a que entre los capturados había personas entre los 11 y los 43 años. «Proporcionaremos una actualización completa sobre la actividad de hoy mañana».
Además, han añadido que como agravante, algunos de estos casos podrían sufrir una condena mayor ya que encontraron vídeos suyos en redes sociales preguntando a los conductores que pasaron por las protestas «si eran blancos e ingleses» para dejarlos pasar.
Los arrestos se producen un día después de que el primer ministro socialista, Keir Starmer, insistiera en que no permitirá que «matones sin cerebro» hagan estragos. También advirtió a los delincuentes de que «el crimen tiene consecuencias» mientras pronunció un importante discurso en el jardín de rosas afuera del número 10, señalando que las protestas de este verano fueron peores que los disturbios de 2011 en Londres. Las protestas, no el asesinato de tres niños.
«Responder a esos disturbios fue difícil, pero lidiar con los disturbios de este verano fue mucho más difícil. En 2011 no dudé de que los tribunales hicieron lo que tenían que hacer, pero esta vez, para ser honesto contigo, realmente nos sentimos desbordados», ha comentado.
“Todos los días durante ese desorden teníamos que verificar el número exacto de plazas en las prisiones y dónde estaban esas plazas, para asegurarnos de que pudiéramos detener, acusar y procesar a las personas rápidamente. Esa gente que tiraba piedras, quemaba coches y hacía amenazas se pensaba que el sistema estaba roto y estaban jugando con eso pensando que no les arrestaríamos», ha concluido añadiendo que ahora aprenderán «que el crimen tiene consecuencias».