La jefa de Estado de Hungría, Katalin Novák, dimitió de su cargo este sábado tras las protestas por la concesión del indulto presidencial, en abril de 2023, a un implicado en un caso de abuso sexual a menores: «Pido perdón a aquellos a quienes he herido. Hoy hablo por última vez como presidenta. Dimito de mi cargo».
La mandataria lamentó haber indultado al subdirector de un hogar infantil acusado de encubrir los abusos de su superior en el centro «creyendo que el condenado no había abusado de la vulnerabilidad de los niños a su cargo».
De acuerdo con las denuncias de la prensa, a pesar de no haber participado en los abusos a los menores, el director adjunto habría obligado a retractarse a varios de los denunciantes en un intento de encubrir a su superior.
Aunque el indulto se firmó hace casi un año —fue uno de las dos docenas que se concedieron con motivo de la visita del papa Francisco al país—, los detalles de este indulto en concreto no habían trascendido hasta la semana pasada. La publicación en los medios de comunicación de la noticia levantó la crítica de la oposición y provocó agitación en la calle. Novák, que apuntó a la naturaleza polémica de los indultos, quiso aclarar durante la semana pasada que jamás habría mostrado clemencia con un pederasta.
El pasado viernes, una concentración partió del emblemático Puente de las Cadenas de Budapest hacia la colina de Buda, donde se encuentran la residencia presidencial y las oficinas del Primer Ministro. Unos mil manifestantes marcharon hacia el palacio Sándor y exigieron la dimisión de la presidenta. Novák, que en ese momento se encontraba de viaje de trabajo en Catar, regresó a Hungría antes de lo previsto y presentó su renuncia el mismo sábado.
Su renuncia ha tomado por sorpresa tanto a detractores como a simpatizantes, más todavía porque el caso también se ha cobrado la posición de otra de las mujeres fuertes de Fidesz, la exministra y diputada Judit Varga, quien firmó los indultos concedidos por la presidenta como responsable de la cartera de Justicia.
Varios columnistas alertaron la semana pasada de la conveniencia de una polémica alimentada por la oposición y utilizada de manera partidista para desplegar una persecución despiadada —política y personal— contra las dos mayores exponentes de las políticas de familia del Gobierno de Orbán. A pesar de la dimisión, los medios de comunicación más cercanos a la oposición han aprovechado la decisión de Novák para seguir cargando contra el Gobierno, mientras que otros han reconocido la honradez y dignidad de estas dos mujeres, protagonistas en los últimos años de importantes avances en las políticas de protección de la infancia. Según una encuesta, cerca del 70% de los húngaros considera que la jefa de Estado ha hecho lo correcto al dimitir.
El primer ministro Viktor Orbán había presentado unos días antes una propuesta de enmienda constitucional para limitar los indultos presidenciales en casos de delitos contra niños. Sin embargo, el anuncio que resultó insuficiente y demasiado tardío para la oposición, lo que habría motivado la dimisión de la jefa de Estado. La presidenta aseguró estar «agradecida de haber podido servir a la nación húngara».
Madre de tres hijos y ministra de Familia del anterior Gobierno de Orbán, Novák ha lamentado su actuación: «Me equivoqué, porque la decisión de indulto y la falta de justificación eran suficientes para levantar dudas sobre la tolerancia cero respecto a la pedofilia».
Varga, cabeza de lista de Fidesz para las próximas elecciones europeas, asumió poco después del anuncio de la presidenta «la responsabilidad política de haber firmado el indulto» mientras ostentaba la cartera y anunció su retirada de la vida pública: «la validez de la decisión de indulto individual del presidente requiere el refrendo del ministro de Justicia». La exministra, quien, como Novák, también tiene tres hijos, anunció así el fin de su participación en la política.
Firmes aliadas del primer ministro, tanto Novák como Varga han protagonizado proyecciones meteóricas. Las dos mujeres y madres de familia, nacidas en 1977 y 1980, respectivamente, eran figuras destacadas de la política nacional por su prestigio y su fortaleza, así como por haber conseguido importantes logros en la protección de la infancia.
Tras servir durante más de diez años en el Ministerio de Exteriores como especialista en asuntos europeos, Novák fue nombrada Secretaria de Estado de Asuntos de Familia y Juventud hace una década. En 2020 ocupó la recién creada cartera ministerial de Familia. Durante su servicio al frente del ministerio, Katalin Novák desarrolló la corriente de visión global del Gobierno: que todas las leyes, versen o no sobre familia, contemplen sus efectos sobre las familias, la juventud y la infancia. Apuesta fuerte de Orbán para la sucesión a János Áder, anterior presidente, en mayo de 2022 logró convertirse en la primera mujer en ostentar la jefatura de Estado de este país centroeuropeo.
Por su parte, hasta junio 2023 Varga fue Ministra de Justicia —cargo que compatibilizó con la Secretaría de Estado de Relaciones con la Unión Europea— y actualmente era diputada en la Asamblea y cabeza de lista para las europeas.
Varga —quien, como Novák, habla español— se convirtió durante su etapa de ministra de Justicia en protagonista de diferentes polémicas en el marco de los ataques de Bruselas contra Hungría y fue entrevistada varias veces por la prensa española. Entre las críticas al estado de Derecho, Varga emergió como firme defensora de la ley T/16365 «para una acción más fuerte contra los delincuentes pedófilos y para proteger a los niños» que la Asamblea Nacional aprobó en 2021.
Para la entonces ministra de Justicia, la etiquetada por Bruselas como «ley LGTBI» —aprobada con un amplio respaldo parlamentario— contribuía a apuntalar el derecho de los padres a decidir sobre la educación de sus hijos y reforzaba la protección de los niños frente a los abusadores de menores. Entre otros efectos, la normativa recrudeció los castigos contra la pedofilia y la tenencia de contenido pornográfico infantil, creó una base de datos nacional de delincuentes sexuales y restringió el uso de contenidos sexuales en publicidad, especialmente en la dirigida a menores de 18 años.
Diplomáticos europeos han recordado la difícil situación internacional de Hungría, que sufre un doble asedio —de Bruselas, por un lado, y de Washington, por otro—. Las elecciones al Parlamento Europeo, además, tienen lugar en pocos meses y Fidesz espera poder reforzar su presencia en Estrasburgo.
Tras la dimisión de Novák, László Kövér, presidente de la Asamblea Nacional, ocupará la presidencia de la República de forma interina hasta la elección de un nuevo jefe de Estado.