«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
El coste estimado por cirugía es de unas 10.000 libras

Dos pacientes al día se someten a la amputación de pene en la sanidad pública británica

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NHS.

La sanidad pública británica ha financiado la amputación de pene y testículos de más de 2.000 hombres biológicos entre 2021 y 2023. Según The Telegraph, el sistema sanitario británico (NHS) ha gastado alrededor de 20 millones de libras en estas llamadas «cirugías genitales de feminización», intervenciones irreversibles que afectan, en muchos casos, a jóvenes menores de 30 años, incluyendo a muchos de 18.

A través de solicitudes de información pública, se ha podido conocer por primera vez el alcance de estas operaciones: se trata de procedimientos irreversibles que eliminan los órganos sexuales masculinos para crear una cavidad que imita una vagina, y que implican una infertilidad permanente. El propio NHS advierte de los efectos secundarios más comunes: pérdida de función sexual, incontinencia, insatisfacción con el resultado estético, infecciones e incluso disforia persistente.

En 2021, al menos el 47% de los pacientes eran menores de 30 años, y en todos los años revisados hubo jóvenes de 18 o 19 años que fueron operados. El coste estimado por cirugía es de unas 10.000 libras, asumidas en su totalidad por el contribuyente.

Expertos médicos y asociaciones han alzado la voz ante esta práctica. La doctora Louise Irvine, copresidenta de la Red Asesora Clínica sobre Sexo y Género, ha calificado de «negligente e irresponsable» que se realicen estas amputaciones sin evidencia de sus beneficios. «No hay investigaciones que prueben su eficacia para aliviar la disforia de género, pero sí sabemos que las complicaciones son frecuentes y graves. Es urgente que se revise esta práctica», ha denunciado.

El caso de Ritchie Herron, un detransicionador que ha demandado al NHS, evidencia los riesgos del proceso: fue operado a los 28 años sin que se atendieran previamente sus trastornos mentales como depresión, TOC y ansiedad.

Stephanie Davies-Arai, fundadora de Transgender Trend, apunta además a la raíz del problema: «Estamos ante la consecuencia directa de años de adoctrinamiento infantil. Estos jóvenes fueron inducidos desde niños a creer que tienen una identidad de género equivocada, y ahora sufren amputaciones financiadas por la sanidad pública. Estas operaciones no tienen beneficios médicos, sólo generan daños irreversibles».

En paralelo, se está llevando a cabo una revisión de los servicios de género para adultos tras las advertencias de la doctora Cass, quien alertó sobre el cambio de perfil de los pacientes: ahora en su mayoría son jóvenes con problemas de salud mental, autismo o antecedentes como víctimas de abuso.

Pese a las crecientes críticas, el NHS defiende su actuación. Un portavoz ha asegurado que sólo adultos con diagnóstico clínico pueden acceder a estas cirugías, tras la evaluación de varios especialistas, y ha recordado que se está revisando la atención a personas con disforia, aunque no se contempla por ahora una revisión específica de las cirugías.

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