El Tribunal Constitucional ha decretado este viernes la anulación de la primera vuelta de las elecciones presidenciales y, por tanto, la obligación de repetir todo el proceso desde el inicio, en una nueva fecha que ahora deberá poner sobre la mesa el Gobierno.
El candidato independiente Calin Georgescu, con un discurso soberanista, se impuso el pasado 24 de noviembre contra los pronóstico oficialistas en esa primera ronda, frente a la liberal Elena Lasconi. Ambos debían volver a enfrentarse en las urnas este próximo domingo. Sin embargo, el Constitucional ha ordenado «por unanimidad» volver a la casilla de salida, según consta en un comunicado en el que el tribunal no ha detallado los motivos exactos que ha tenido en cuenta. «La decisión es definitiva y vinculante», ha estipulado.
Los primeros intentos de ensombrecer el proceso ya se habían derivado del recuento de los votos depositados en los comicios, en los que el Consejo Supremo de Defensa Nacional de Rumanía señaló intentos de «injerencia rusa».
El perdedor, a favor
La propia Lasconi ha criticado la orden judicial por entender que va contra «la esencia misma de la democracia» y ha declarado que, «guste o no», más de nueve millones de ciudadanos ya habían expresado sus preferencias. «No podemos ignorar su voluntad», ha dicho, en un mensaje en vídeo en que se muestra confiada de que sea el domingo u otro día, logrará alcanzar la Presidencia. Ha señalado que aunque la propaganda rusa «sin control» es ya «un problema muy grave», es necesario afrontarlo después de las elecciones.
El actual primer ministro Marcel Ciolacu, tercero en la primera vuelta de las presidenciales, ha defendido que la decisión del Constitución es «la única solución correcta» en el contexto actual y ante la «descarada intervención rusa».
Ciolacu ha considerado además «extremadamente importante» completar «rápidamente» el proceso de formación del nuevo Gobierno, después de que su Partido Socialdemócrata se erigiese en vencedor de las elecciones parlamentarias celebradas el 1 de diciembre. El primer ministro apuesta por una mayoría «proeuropea».
Georgescu niega ser «el hombre de Moscú»
El jefe de Estado de Rumanía es quien marca las directrices en política exterior y de seguridad, por lo que el perfil prorruso de Georgescu preocupa entre gran parte de los socios de Bucarest, tanto en la UE como en la OTAN.
En una entrevista este mismo viernes en la BBC, Georgescu negó que fuese «el hombre de Moscú» en estas elecciones, algo que no sirvió para aplacar las críticas, o cuando menos que éstas fueran disimuladas, por referirse al presidente ruso, Vladimir Putin, como un «patriota» y un «líder». También avanzó que, si alcanza la Presidencia, la ayuda militar y política a Ucrania será «cero».
«Todo se detiene. Tengo que preocuparme de mi gente. Tenemos ya muchos problemas», declaró Georgescu, confeso admirador también de líderes como el húngaro Viktor Orbán y el estadounidense Donald Trump.