El Gobierno de Hungría ha puesto en marcha este martes una profunda reforma fiscal destinada a impulsar la natalidad, proteger a las familias, sin trasladar el peso económico a las empresas. El Ejecutivo ha recordado que «protege» la prosperidad de su pueblo.
Así lo ha anunciado Balázs Orbán, director político del primer ministro, Viktor Orbán, quien ha destacado que «Hungría apuesta por proteger a las familias, recompensar la crianza de los hijos y consolidar la fortaleza económica del país mediante políticas responsables».
La medida más relevante es el incremento de un 50% en la deducción fiscal familiar, lo que supondrá un importante alivio en la carga tributaria para los hogares húngaros.
Según detalló el propio Balázs Orbán, las nuevas bonificaciones mensuales quedarán de la siguiente forma: 250 euros o más para familias con un hijo, 510 euros o más para aquellas con dos hijos y 840 euros o más por cada hijo a partir del tercero. Asimismo, se introduce un mínimo de 250 euros mensuales para hijos con enfermedades crónicas o discapacidades.
Además, desde este mismo martes, diversas prestaciones vinculadas al cuidado de los hijos quedan exentas al 100% del impuesto sobre la renta. Entre ellas figuran la prestación por maternidad (CSED), el subsidio de cuidado infantil (GYED) y la ayuda por adopción. Este cambio normativo se traducirá en un aumento inmediato del 15% en los ingresos de los beneficiarios.
El Gobierno de Viktor Orbán ha subrayado que esta estrategia incrementa el poder adquisitivo de las familias sin imponer cargas adicionales a los empleadores, así se consolida un modelo que prioriza el interés nacional y la defensa de la familia como pilar de la sociedad.
Hungría se sitúa de este modo a la vanguardia europea en políticas fiscales orientadas a la natalidad, en un contexto en el que numerosos países del continente enfrentan un preocupante envejecimiento poblacional y tasas de fertilidad en mínimos históricos.