El jefe de la Oficina del primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, manifestó que recordar a las víctimas del comunismo es «un deber». En una ceremonia para conmemorar el Día de las Víctimas del Comunismo en Budapest, calificó al comunismo como «una de las mayores tragedias de la historia».
En su discurso frente al Museo Casa del Terror, Gergely Gulyás dijo que aquellos que quieran comprender la esencia del comunismo deberían visitar el museo. «Gracias a Dios Hungría hoy es libre y podamos vivir libres», afirmó, advirtiendo que «para la izquierda occidental el comunismo todavía representa una especie de base de poder».
Gulyás llamó a afrontar la «incomprensibilidad de la magnitud de la tragedia, ya que el corazón no puede aceptar el sufrimiento y la muerte de tantas personas, y la compasión humana no puede soportarlo», y afirmó que el recuerdo es al mismo tiempo una oportunidad, una tarea y un deber: «El pasado nunca desaparece porque las tragedias históricas están aquí con nosotros».
En este sentido, recordó que el comunismo causó la muerte de alrededor de 100 millones de personas en todo el mundo, y provocó «generaciones perdidas, destrucción de grupos sociales, culturas y civilizaciones». «El mundo libre, que ha logrado un nivel de prosperidad sin precedentes, claramente no aprende de la Historia», concluyó.
Por su parte, María Schmidt, directora del Museo Casa del Terror, agregó que estaba «orgullosa» de que los húngaros fueran una nación que confronta su pasado y nombra a los perpetradores de los crímenes comunistas.