El nuevo ministro federal del Interior de Alemania, Alexander Dobrindt (CSU), ha ordenado a la Policía Federal rechazar en la frontera a todos los inmigrantes ilegales, incluso en los casos en los que soliciten asilo.
Así lo ha informado el diario Bild, en lo que supone un giro de 180 grados respecto a la política migratoria impuesta en 2015 bajo el mandato de Angela Merkel.
La instrucción revoca expresamente una directiva oral de la época de la excanciller, que impedía el rechazo de quienes pidieran asilo, incluso si su entrada era ilegal. Aunque la regulación exacta aún no ha sido publicada, la orden ya está en vigor y marca el inicio de una nueva etapa bajo el gobierno negro-rojo liderado por el canciller Friedrich Merz.
La Unión aseguró durante la campaña que, desde el primer día de gobierno, se impondrían rechazos sistemáticos en todas las fronteras alemanas. Ahora, con Dobrindt al frente del Ministerio del Interior, la instrucción se ha traducido en órdenes concretas a la Policía Federal.
Tal y como adelanta Focus Online, los agentes estarán desplegados con «gran fuerza» en los puestos fronterizos, siguiendo una orden interna que prevé duplicar las unidades policiales e introducir unidades móviles de control y vigilancia.
Este endurecimiento de la política migratoria se produce en un contexto político marcado por el auge de Alternativa para Alemania (AfD), partido que desde hace años defiende el cierre de fronteras y los rechazos inmediatos. En la actualidad, la formación soberanista es la primera fuerza en intención de voto, según las encuestas, lo que ha generado una creciente presión sobre los partidos que hasta ahora rechazaban estas políticas. La CSU, socia bávara de la CDU, adopta así por primera vez una medida que hasta hace poco era tachada de «radical» por el establishment político y mediático.
El pasado otoño, la entonces ministra Nancy Faeser (SPD) había dado luz verde a controles fronterizos, pero rechazó frontalmente la aplicación de rechazos inmediatos, incluso si no existía solicitud de asilo formalizada. La medida ahora aplicada por Dobrindt fue una de las concesiones que el SPD terminó aceptando en las negociaciones de coalición que dieron lugar al actual Ejecutivo.