El mandato de Ursula Von der Leyen al frente de la Comisión Europea ha estado marcado por una pandemia que no supo manejar y una guerra de Ucrania que se convirtió en una crisis energética. Su agenda se basó en el Pacto Verde y que ha tenido una consecuencia fatal para los agricultores y toda la economía de la Unión Europea.
Su gestión ha tenido consecuencias nefastas para Alemania, Francia, Italia, que gracias a Meloni está saliendo adelante, y España, cuyo presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, le sacó 37.000 millones de fondos Next Generation.
Según el PIB per cápita que acaba de publicar Eurostat (sin el dato de Croacia) la Unión Europea sólo ha sido capaz de crecer en este período de cuatro años un 3,1% frente a la Eurozona, que lo ha hacho todavía peor creciendo un 2,1% (cuando tenemos a Estados Unidos, que en el mismo período de tiempo ha crecido un 11,2%, o a los chinos, que su PIB per cápita crece un 17,3%). Ya sólo con estos datos está claro que la gestión económica de la Unión Europea ha sido nefasta.
Pero en la UE también hay luces, como Irlanda, que a pesar de tener los mismos problemas, su PIB per cápita crece un 21%, o Bulgaria, con un 18,4%, o Polonia, que ha sido capaz de ser la mejor de las seis grandes economías europeas con un crecimiento del 12,9%. Portugal, que fue gobernado por un socialista creció un 5,6%. Italia, por su parte, desde que llegó Meloni ha cambiado de dirección y crece un 4,7%.
Luego tenemos a Macron y a Sánchez, que imposibilitan el crecimiento del PIB per cápita (se queda en un 0,1%). Alemania se ha colocado en la posición 25 de 26 países con un decrecimiento del 1%, sólo superado por Austria.