Esta semana se lleva a cabo la mensual sesión Plenaria en el Parlamento Europeo en Estrasburgo. El Partido Popular Europeo ha retirado su propia propuesta de modificación del título de un debate crucial sobre la interferencia rusa en los procesos democráticos de la Unión Europea. Este acto revela no sólo las dinámicas internas de poder dentro del Parlamento, sino también pone en tela de juicio al bloque frente a las amenazas externas. Y lo ha decidido tras abrir la puerta el presidente del partido, Alberto Núñez Feijoo, a un acuerdo con Junts en el futuro.
La propuesta inicial, presentada por la eurodiputada letona Sandra Kalniete, buscaba ampliar el título del debate «Russiagate: alegaciones de interferencia rusa en los procesos democráticos de la Unión Europea» para incluir específicamente el caso de los contactos de los eurodiputados Tatjana Ždanoka y Carles Puigdemont con elementos vinculados al servicio de inteligencia ruso. Es importante resaltar que Ždanoka ha sido objeto de acusaciones graves, sugeridas por revelaciones en un periódico de investigación ruso, que la vinculan con actividades en nombre del Servicio Federal de Seguridad Ruso (FSB), el sucesor de la KGB. Por otro lado, el prófugo Puigdemont, figura central en el golpe separatista catalán en 2017, ha sido señalado por encuentros clandestinos con el exdiplomático ruso Nikolau Sadovnikov.
La decisión de modificar el debate buscaba poner de manifiesto estas conexiones y sus implicaciones para la integridad democrática de la Unión. Sin embargo, apenas 15 minutos después de presentar esta propuesta de modificación, ante la incertidumbre del grupo de los populares de no contar con los apoyos necesarios para llevar adelante su propuesta, el PPE optó por retirarla. Esta decisión, revela una preocupante falta de convicción y una potencial subestimación de la gravedad de la interferencia rusa en los asuntos europeos.
La retirada del PPE no sólo ha sido una oportunidad perdida para resaltar y condenar las acciones de aquellos que colaboran con fuerzas extranjeras rusas contra los intereses de la Unión, sino que también envía un mensaje preocupante sobre la incapacidad de los populares para enfrentar un desafío como el golpe de Pedro Sánchez de la mano de los enemigos de España.