La sobrecualificación sigue afectando a uno de cada cinco trabajadores en la Unión Europea. Esta situación ocurre cuando los empleados desempeñan un empleo que requiere menos formación de la que tienen, lo que se traduce en salarios bajos y peores condiciones laborales. A finales del pasado año, el 22,2% de la fuerza laboral se encontraba en esta situación, con notables disparidades entre países.
La tasa de sobrecualificación en la UE en 2022 fue del 39,4% para los ciudadanos de fuera de la UE y del 31,8% para los ciudadanos de otros países de la UE, mientras que la tasa de los nacionales se situó en el 21,1% y España se posicionó entre los países con mayores tasas para todas las categorías.
Entre todos los Estados miembros de la UE con datos fiables, las tasas de sobrecualificación más altas en 2022 se dieron en España (33,7%) y Grecia (31,6%) para las personas autóctonas; España (45,4%) para las personas nacidas en otros Estados miembros; y Grecia (59,1%) para personas nacidas fuera de la UE. Para las tres categorías, Luxemburgo tenía la tasa de sobrecualificación más baja, según los últimos datos publicados por la oficina estadística de la UE (Eurostat).
Esta problemática provoca una fuga de profesionales formados debido a la falta de empleo y a los bajos salarios, generando una descapitalización en el país. Para revertir esta tendencia se hace necesario mejorar las oportunidades laborales y ofrecer salarios más competitivos. De lo contrario, países como España seguirán perdiendo competitividad no sólo a nivel europeo, sino también a nivel global.
La sobrecualificación, que no se limita a periodos de crisis económicas o recuperaciones deficientes, se ha agravado desde la crisis de 2008. Incluso en 2005, la tasa de sobrecualificación ya rondaba el 20%, lo que evidencia un problema estructural. El fenómeno sigue siendo un obstáculo para la equidad laboral en el seno de la Unión Europea.
