«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
El brazo político del IRA llega debilitado por diversos escándalos

Fianna Fáil, Fine Gael y Sinn Féin protagonizan unas elecciones irlandesas entre el bipartidismo y el tripartidismo

Fianna Fáil, Fine Gael y Sinn Féin protagonizan unas elecciones irlandesas entre el bipartidismo y el tripartidismo

Irlanda vota este viernes en unas elecciones que de alguna manera rememoran el tradicional duelo entre el Fianna Fáil, partido hegemónico de la República desde la independencia, y el Fine Gael, oposición tradicional, defensor primero del tratado con los británicos y miembro del Partido Popular Europeo después.

Las dos fuerzas tradicionales del país han gobernado durante la legislatura que concluye en una gran coalición, arrinconados por la pujanza del Sinn Féin, el brazo político del IRA, que fue el partido más votado en 2020, después de ser residual durante décadas en los 26 condados que conforman la República de Irlanda (no así en Irlanda del Norte).

La formación de extrema izquierda llega, sin embargo, muy debilitada a estos comicios, por los numerosos escándalos que han ido salido a la luz durante los últimos meses, como el encubrimiento por parte de algunos miembros del partido de supuestas agresiones sexuales y abusos a menores.

Así, la decisión del taoiseach (primer ministro), Simon Harris, de convocar elecciones anticipadas meses antes de la fecha prevista podría beneficiar a los partidos de la coalición en detrimento de la marca del IRA: el Fine Gael, el suyo, y el Fianna Fáil, partido similar, pero con mayor carga nacionalista, encabezado por Micheál Martin.

El Fianna Fáil parte con ventaja, según las encuestas

Las últimas encuestas en intención de voto sitúan al Fianna Fáil a la cabeza con un 21% de los apoyos, seguido, en un empate técnico, por el Fine Gael y el Sinn Féin, ambos sobre el 20%. Por detrás se encuentran los socialdemócratas, con un 6%, los Verdes y el Partido Laborista, con un 4% cada uno.

A pesar de la debacle (antes de que los escándalos salieran a la luz el Sinn Féin contaba con un respaldo de casi un 30%), la formación encabezada por Mary Lou McDonald mantiene la esperanza de hacerse con la victoria, gracias al apoyo de un electorado formado principalmente por jóvenes urbanitas.

La líder opositora ha insistido durante la campaña en que aún «hay posibilidades» para convertirse en la fuerza más votada a pesar de haber caído en los sondeos. «Ahora queda claro que puede haber un gobierno más allá del Fine Gael y el Fianna Fáil, que por primera vez puede haber uno liderado por el Sinn Féin», ha manifestado.

Un tono de confianza choca con lo vivido a lo largo de este año por el partido, que busca capitalizar los fallos de la campaña de Harris a pesar de haber sufrido en verano un duro varapalo electoral en los comicios locales, cuando sólo obtuvo un 12% de los apoyos.

De nuevo, una Dáil fragmentada

Según las encuetas y de acuerdo a la experiencia, lo más probable es que la Dáil (Cámara Baja del Parlamento irlandés) que salga de las elecciones no presente mayorías claras. Para gobernar es necesario hacerse con 88 escaños, y la obtención de ese número parece difícil, lo que podría llevar a una situación similar a la de 2020, cuando el Sinn Féin se hizo con la victoria, pero no logró los respaldos suficientes para formar una coalición de gobierno.

Si las previsiones se cumplen, ningún partido obtendrá más de 40 escaños, por lo que la posibilidad de una nueva coalición paece inevitable. Fianna Fáil y Fine Gael han descartado sumarse a un Ejecutivo del Sinn Féin, por lo que es improbable que el partido opositor logre finalmente gobernar.

Tras las elecciones de 2020, los 160 escaños del Dáil se vieron repartidos entre ocho partidos diferentes y 19 candidatos independientes, en un país de unos cinco millones de habitantes. Ninguna formación obtuvo siquiera más de un cuarto de los escaños en la Asamblea. Esto dificultó notablemente las conversaciones para formar gobierno, que se alargaron durante cuatro meses y medio.

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