La batalla energética en Europa da un nuevo giro. Francia ha decidido reactivar su central nuclear de Fessenheim, en Alsacia, gracias al impulso de la formación soberanista Agrupación Nacional en la Asamblea Nacional. La moción para su reapertura ha contado con el respaldo mayoritario de los diputados franceses, desafiando así años de presión política y movilización desde Alemania.
Situada a tan sólo un kilómetro de la frontera alemana, la central de Fessenheim fue puesta en marcha en 1978, convirtiéndose en su momento en la planta nuclear más antigua y menos potente del parque atómico francés. Su cierre en 2020 fue, en buena parte, fruto de las protestas organizadas por grupos ecologistas alemanes y franceses, respaldados políticamente desde Berlín.
Durante años, los opositores a la energía nuclear organizaron manifestaciones y cadenas humanas alrededor de la central. El presidente francés, Emmanuel Macron, anunció públicamente su cierre definitivo el 27 de noviembre de 2018. Pese a las protestas de la ciudad de Fessenheim y de los sindicatos, el reactor 1 se desconectó en febrero de 2020, seguido del reactor 2 en junio de ese mismo año. El desmantelamiento parecía irreversible. Hasta ahora.
El giro político liderado por Agrupación Nacional ha abierto un nuevo escenario. «Reinicio de la central nuclear de Fessenheim: ¡victoria del sentido común energético! Su cierre, decidido por el Sr. Macron, fue un grave error. Gracias a Agrupación Nacional confirmamos el resurgimiento de la energía nuclear, garantía de nuestra soberanía y de energía de bajo coste», ha celebrado la formación en X.
✅ Redémarrage de la centrale nucléaire de Fessenheim : victoire du bon sens énergétique ! #DirectAN
— Groupe Rassemblement National (@groupeRN_off) June 18, 2025
Sa fermeture décidée par M. Macron était une faute grave. Grâce au @RNational_off, nous actons la relance du nucléaire, garant de notre souveraineté et d’une énergie à bas coût. pic.twitter.com/OvHayHrcgg
Y desde Alemania, el diputado del partido patriota Alternativa para Alemania (AfD), Rainer Kraft, ha calificado la reapertura como «un duro golpe para los opositores a la energía nuclear alemana». Según Kraft, la reactivación de Fessenheim demostrará que una central en desmantelamiento puede volver a ponerse en funcionamiento con éxito y resultar rentable para los inversores.
Kraft, además, no ha dudado en señalar el evidente doble discurso energético de su país. «Alemania importará grandes cantidades de electricidad de la central nuclear cercana a la frontera. La necesitamos y pagaremos a los franceses por ella», ha declarado. Mientras Alemania mantendrá su dependencia energética de la nuclear francesa, serán los vecinos galos quienes retendrán los empleos y los ingresos fiscales derivados de la reapertura.