Incertidumbre e inestabilidad en Alemania. Las elecciones federales este domingo no sólo han castigado duramente a las dos formaciones que tradicionalmente se discuten el poder, -conservadores de la CDU y socialdemócratas del SPD-, sino que también ha dibujado un panorama político complicado para las próximas semanas.
La reelegida canciller con el 34,1% de los votos sabía que necesitaría pactar con alguna de las formaciones para impulsar su programa de reformas por cuarto mandato consecutivo. Sin embargo, la fragmentación del voto y la llegada de nuevos partidos al Bundestag han complicado las negociaciones para formar gobierno.
La primera posibilidad que estaba sobre la mesa era la de crear una ‘gran coalición’ con los socialistas como hizo Merkel tras los comicios de 2013. Sin embargo, la derrota de Martin Schulz,- quien ha cosechado el peor resultado electoral de la historia de su partido-, ha provocado que los socialistas se decanten por pasar a la oposición y no por volver a integrar un gobierno con el CDU.
Así lo confirmó este domingo minutos después de conocerse el escrutinio el portavoz del grupo parlamentario Thomas Opperman: «Está totalmente claro que el mandato de los electores ha sido ese».
Las opciones, entonces, se limitan a una segunda y única posibilidad: el pacto de los conservadores con el Partido Liberal y con Los Verdes, una negociación que se presenta difícil dadas las reticencias de los dos partidos minoritarios.
«Nuestro objetivo es cambiar la dirección de la política». De esta forma, el líder del FDP se mostraba predispuesto a una negociación con Merkel tras «varias llamadas telefónicas», tal y como ha confirmado este lunes. Los liberales no sólo conseguirían volver al Bundestag tras cuatro años en el olvido, -no consiguieron en 2013 llegar al quórum del 5% necesario-, sino también volver a integrar un gobierno con la canciller Angela Merkel.
No obstante, no todo es de color de rosa. El propio Lindner también confirmaba que las negociaciones con Los Verdes no serían fáciles dadas sus diferencias programáticas y, también, tras la mala experiencia vivida al finalizar su etapa dentro del gobierno en 2013 con Merkel, -uno de los factores que provocó el exilio parlamentario de la formación-.
«Las negociaciones serán muy difíciles», señalaban, por su parte, los cabezas de lista de Los Verdes Katrin Göring-Eckardt y Cem Özdemir, quienes han confirmado que hablarán con el CDU por responsabilidad pero que será complicado dadas las diferencias en materias de medioambiente y energía. No sólo eso, también por el compromiso de Merkel de aumentar su presupuesto en Defensa hasta el 2% del PIB, una medida que rechazan desde la formación ecologista.
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A pesar de la complicada situación de gobernabilidad los partidos políticos se niegan a sentarse a negociar con la formación de derecha alternativa. Así lo han asegurado los representantes de los liberales y de los verdes que han advertido que “combatirán de frente” a Alternativa por Alemania en el Parlamento para que “no decidan la agenda” en el Bundestag.
También la canciller alemana ha querido referirse a la nueva formación en el Bundestag insistiendo en que el CDU tiene que recuperar “parte del millón de votos” que se ha ido a AfD tal y como ha asegurado en la rueda de prensa posterior a los comicios. Para ello, insiste en que practicarán “una buena política” e “intentarán escuchar mejor los problemas” de la ciudadanía.
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