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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Los dos retos de la Europa de Merkel: inmigración e identidad cultural

Los ciudadanos alemanes cuentan con el privilegio de elegir a su canciller, pero también a la dirigente que articulará las políticas comunitarias los próximos años.

Victoria de Angela Merkel en Alemania. La canciller ha logrado revalidar su cargo en unos comicios marcados por los históricos resultados logrados por Alternativa por Alemania, la formación identitaria que -con un programa enfrentado al de la líder conservadora- ha conseguido irrumpir con mucha fuerza en el Bundestag y se perfila como auténtica oposición por delante de Martin Schulz y sus diputados del SPD.

Merkel se ha aprovechado de un panorama político menos efervescente que a comienzos de año, cuando Marine Le Pen logró marcar la agenda política francesa hasta alcanzar la segunda posición por detrás del globalista Emmanuel Macron, y de una coyuntura económica muy favorable. El resultado ha sido una de las campañas más aburridas que se recuerdan y la sensación de que la diferencia entre ella y Schulz se limitaba a las siglas del partido.

Y es que el expresidente del Parlamento Europeo apostó por un programa político cuyo eje principal era mantener la preeminente posición de Alemania dentro de la Unión Europea. Bruselas y más Bruselas como receta para el resfriado alemán, algo que los ciudadanos no aceptaron. Ahí apareció Alternativa por Alemania, una formación que ya había cosechado grandes resultados en los anteriores comicios, con un tándem que combinaba la veteranía de Alexander Gauland, un político de 76 años conocido por sus explosivas declaraciones y que pertenecía a la Unión Cristiano Demócrata (CDU) de Angela Merkel, y la juventud de la economista Alice Weidel, de 38 años.

‘Que se preparen’

«Este Gobierno que se abrigue, porque iremos a por él», advirtió uno de los dos cabezas de lista de AfD en los comicios generales, Alexander Gauland, en su primera intervención ante los seguidores de su partido. «Recuperaremos nuestro país y nuestro pueblo», recalcó.

Gauland afirmó que si el partido ha logrado casi 13% de los sufragios es gracias al «idealismo» de los que lo apoyan y destacó que «lo que piensa la gente en la calle volverá a tener un lugar en el Bundestag (la Cámara Baja del Parlamento alemán)».

Más comedida, la otra cabeza de lista, Alice Weidel, prometió practicar una política constructiva desde la oposición y llamó a los futuros diputados de su partido a ser conscientes de su responsabilidad y a cumplir su tarea «con humildad».

«Preocupaos de que desde la oposición en este país la ley y el orden vuelvan a tener una opción», dijo, al tiempo que anunciaba que lo primero que hará su partido es impulsar una comisión de investigación contra Merkel por su política de refugiados.

Guiño liberal a Merkel

El líder del Partido Democrático Libre (FDP), Christian Lindner, afirmó que su formación «está dispuesta» a afrontar la «responsabilidad» que implican los resultados de las elecciones federales.

Estas declaraciones son un claro guiño a Merkel, después de que el Partido Socialdemócrata (SPD) anunciara su intención de no volver a pactar una coalición CDU-SPD.

«Esta nueva oportunidad viene con una gran responsabilidad y estamos dispuestos a afrontarla», afirmó Lindner en su comparecencia tras conocerse los pronósticos de las encuestas a pie de urna.

Lindner reivindicó el lugar de su formación «en el centro de nuestra sociedad» y presentó «el espíritu liberal como el contrario más evidente a la extrema derecha».

Lindner recordó que en la última legislatura del Bundestag el FDP no tuvo representación parlamentaria a nivel federal. «Nuestro regreso es un mensaje esperanzador. Un nuevo comienzo es posible tras los fracasos previos», indicó.

Calma en Bruselas

La victoria de Merkel y la más que posible alianza electoral para formar gobierno con celeridad han caído bien en Bruselas. Y es que este domingo los alemanes tenían el privilegio de elegir a su canciller y a sus diputados, pero también a la figura política que dirigirá la política comunitaria de la Unión Europea en los próximos años.

La crisis sin precedentes a la que se enfrenta la Unión Europea ha provocado que numerosos países se planten frente a las políticas impuestas. Además, el Brexit, que se acerca a su fase más importante, ha dejado a Francia y Alemania como los dos principales Estados que defienden estas medidas con el apoyo de España e Italia. Al otro lado se encuentran los países de Visegrado, tales como Hungría, Polonia o Eslovaquia, que han dicho basta.

Todo comenzó con la crisis de refugiados. Pero más adelante, cuando Merkel decretó el ‘Welcome Refugees’, se descubrió que no era tal y pronto las fronteras europeas sufrieron el colapso. El tiempo terminó dando la razón a los críticos de la canciller y, sólo después miles de incidentes y varios atentados islamistas, Merkel viró en sus políticas.

“En el flujo de refugiados se infiltraron decenas de terroristas”. Dos años y medio tuvieron que pasar para escuchar esta afirmación del Eurojust, la agencia de cooperación judicial de la Unión Europea (UE), que certificó lo que La Gaceta lleva denunciando desde el principio: los yihadistas han convertido la ruta de los Balcanes en su autopista de acceso a Europa.

Un simple vistazo a las imágenes procedentes de los puertos griegos o las fronteras húngaras hacía cuestionarse un asunto delicado que fue obviado por la mayor parte de la prensa: ¿Dónde estaban las mujeres? Hombres y niños formaban parte del flujo y los centros de las principales ciudades europeas se llenaron sin que ninguna autoridad respondiera a esta pregunta.

Michèle Coninsx, presidente del Eurojust, confirmó lo que era un secretos a voces: “Es una situación alarmante, porque vemos que estos traficantes [de personas] algunas veces financian el terrorismo; estos traficantes están siendo utilizados para garantizar la infiltración de miembros del Estado Islámico (EI)”.

Minimizar la violencia

Merkel, que ha ido matizando su discurso con el tiempo hasta el punto de admitir las “graves deficiencias de su gestión”, eliminó de un plumazo el plan europeo migratorio en 2015. Se puso al frente de una comisión de control, proclamó el ‘Welcome Refugees’ y pronunció la frase que le ha perseguido desde entonces: “Lo conseguiremos”.

La orden a autoridades y prensa era clara: “No puede haber problemas”. Sin embargo, los miles de abusos cometidos por recién llegados la noche de Año Nuevo en Colonia incendiaron a la población. Lo sucedido se intentó ocultar por todos los medios. Poco se conocía el principio de las agresiones sexuales a jóvenes alemanas. Pero hubo algún diario que -contraviniendo las indicaciones de las autoridades- informó finalmente sobre la autoría de los ataques sexuales, en su mayoría perpetrados por inmigrantes.

Lo que en un primer momento se vendió como algo aislado, poco a poco fue adquiriendo una entidad mayor. Según publicó el diario Süddeutsche Zeitung, los casos, que en un principio se contaban por decenas, llegaron a los 1.200. Un informe al que ha tenido acceso este medio recoge que las autoridades reportaron que más de 2.000 hombres estuvieron implicados en agresiones sexuales a 1.200 féminas en la última noche de 2015.

Visegrado y la UE

La tensión entre los países de Visegrado y la canciller alemana viene de lejos, pero durante el último año ha alcanzado su pico más alto. El pasado 17 de marzo, el analista de Die Welt Robin Alexander explicaba en una entrevista en La Gaceta que Merkel había maniobrado contra estas naciones en las últimas cumbres de la Unión Europea.

«Tras el cierre de fronteras y el comienzo de los incidentes, el Gobierno alemán necesitaba otra idea. Ese fue el momento en el que Merkel inventó el plan del programa de distribución por cuotas: los refugiados serían repartidos por toda la Unión Europea y todos los países estarían obligados a aceptarlos en su territorio», agregó Alexander.

«Esta idea nunca fue popular en el resto de Europa. Pero nadie rechazó el sistema de cuotas con tanto furor como los países de Visegrado. Merkel había prometido una solución europea al público alemán y, con la llegada de miles de refugiados día tras día a la frontera, estaba sometida a mucha presión», sentenció.

El método Juncker (inspirado por Merkel)

Jean-Claude Juncker tiene un plan. El presidente de la Comisión Europea pretende acabar con el procedimiento de ratificación de los acuerdos comerciales de la Unión Europea. Su intención es eliminar uno de los principales requisitos actuales: que los tratados obtengan el visto bueno de los aproximadamente 40 parlamentos, entre nacionales y regionales, de los Estados miembros.

Bruselas busca retirar una soberanía vital a cada Estado bajo el pretexto de la necesaria “agilización” de las negociaciones comerciales. Juncker se mostró muy molesto por los vetos al acuerdo comercial entre la UE y Canadá en octubre del año pasado, cuando el Parlamento de Valonia, una de las tres regiones que conforman Bélgica, estuvo a punto de poner fin al tratado al votar en contra de permitir al Gobierno belga firmar el pacto.

La Comisión Europea espera poner en marcha esta iniciativa y aplicarla a los acuerdos con Austria y Nueva Zelanda. Según Político, ambos tratados podrían encontrarse con la oposición de varios parlamentos nacionales y, de esta manera, el peligro de veto quedaría anulado.

El borrador filtrado de la propuesta, al que ha tenido acceso el citado medio, revela que la gran mayoría de capítulos de los tratados será competencia exclusiva de la UE y, por tanto, estos tendrán que ser sólo ratificados por los representantes de cada Estado miembro en el Consejo Europeo y por la Eurocámara.

El Ejército común

La gran idea de Merkel en materia de Defensa, la construcción de unas Fuerzas Armadas comunitarias para velar por la seguridad en Europa, no es nueva e incluso contó con el apoyo explícito de François Hollande. Tras la consumación del Brexit, el expresidente francés propuso la creación de un fondo europeo para impulsar la Defensa y la Seguridad.

Alemania ya inició este proceso para fusionar sus tropas con las de Holanda, quedando una serie de unidades holandesas bajo mando alemán. Pero esto es sólo el principio. La meta consiste en unificar las tropas de todos los países en un mismo Ejército y bajo mando alemán.

Junto con la Unión Fiscal y Bancaria, la creación de un Ejército europeo -no como fuerza adicional, sino como fusión de los ejércitos nacionales, único- es una de las fases esenciales del último esfuerzo de Bruselas para convertir a la UE en un megaestado.

“Estamos absolutamente de acuerdo en que no podemos dividirnos”, afirmó Merkel, que defendió la libertad de movimiento en el espacio sin fronteras Schengen, si bien subrayó que sus Estados miembros deben “aprender a proteger” los límites exteriores, también como medida de protección contra el terrorismo.

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