Los europeos miran cada vez con más recelo a la inmigración por sus consecuencias para la seguridad o para la degradación o saturación de los servicios públicos. Siete de cada 10 europeos consideran que su país acoge a demasiados inmigrantes, según una encuesta elaborada por BVA Xsight.
Unos 60.000 inmigrantes ilegales ya han entrado en Europa en lo que va de año, según los informes de FRONTEX y del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), una presión migratoria que cada vez más europeos tildan de «insostenible» y que es alentada por las autoridades comunitarias.
Recientemente se ha aprobado una ayuda de 20 millones de euros para la acogida de inmigrantes ilegales en Canarias, una de las principales puertas de entrada de esta inmigración al continente. Entre los servicios financiados se encuentra el asesoramiento e información, la traducción, el transporte, la atención sanitaria, el alojamiento y la manutención.
Así, el 90% de los griegos, el 84% de los chipriotas, el 78% de los islandeses y el 77% de los alemanes y de los austriacos afirman en su país acoge a demasiados inmigrantes.
El porcentaje en España, donde sólo VOX defiende una política de fronteras fuertes y la expulsión de los inmigrantes ilegales y de los inmigrantes reincidentes (el resto del arco parlamentario apoyó el pasado mes de abril una regularización masiva de 500.000), llega al 70%, el mismo que en Francia, una nación en la que ya se evidencia el fracaso del multiculturalismo.
Por abajo destacan Rumanía, Dinamarca, Eslovaquia y Portugal. «Sólo» el 57% de los ciudadanos de estos países manifiestan que se acoge a demasiados inmigrantes.
Sólo el Gobierno húngaro de Viktor Orbán o el presidente de VOX, Santiago Abascal, han denunciado la deriva «suicida» de los burócratas europeos. «Buscan establecer guetos de inmigrantes e introducir una cuota obligatoria. Nosotros, los húngaros, no queremos inmigrantes ilegales, no queremos construir guetos y no queremos sufrir las consecuencias de las decisiones equivocadas adoptadas por Bruselas», afirmó Balázs Orbán, el director político del primer ministro húngaro.