La policía del Reino Unido ha mostrado dos actitudes distintas hacia los inmigrantes ilegales y hacia los patriotas que protestan contra la inmigración masiva. El caso más reciente, en el que un joven de 17 años asesinó a tres niñas, ha provocado que varios conservadores se manifiesten en Liverpool y otros lugares del país.
Sin embargo, la respuesta de la policía ha contrastado con su actuación a principios de julio en Leeds. En esa ocasión, varios manifestantes musulmanes salieron a las calles, quemaron un autobús y destruyeron un coche patrulla. Las fuerzas de seguridad no se enfrentaron a los manifestantes, sino que en algún momento salieron corriendo, y esperaron a que se retiraran por su cuenta.
En cambio, las manifestaciones de los conservadores, que han salido a pedir justicia por las tres niñas asesinadas y que consideran una amenaza a la seguridad, han sido reprimidas por la policía, que ha arrestado a varios jóvenes en diferentes puntos del país. Además, el Gobierno británico ha ordenado aumentar el despliegue policial poco después de que musulmanes y antifascistas se enfrentaran a los manifestantes conservadores.
Videos difundidos muestran que los grupos musulmanes y antifascistas están protegidos por la policía. También se han publicado imágenes que muestran a grupos musulmanes con la intención de atacar a los patriotas mientras gritan «Allahu Akbar».
Ante esta situación, los patriotas han incendiado una comisaría y se han enfrentado violentamente con las fuerzas de seguridad. La policía ha notificado ocho detenciones «por diversos delitos, entre ellos desórdenes violentos y robos,» y ha asegurado que se está llevando a cabo una investigación exhaustiva para identificar a los demás responsables.