«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

La realidad de Bruselas: los fondos para refugiados no llegan a su destino

La investigación, realizada junto a la Guardia di Finanza italiana, descubrió que los socios italianos habían mentido sobre el cumplimiento de los requisitos estructurales y económicos necesarios.


La Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF) advirtió de una tendencia al alza de la malversación en los fondos de la Unión Europea (UE) destinados a la investigación científica y a los refugiados durante 2017, un año en el que la entidad concluyó casi 200 investigaciones.
La OLAF presentó en Bruselas su informe anual de 2017, en el que señaló que había recomendado a las autoridades pertinentes la recuperación de 3.095 millones de euros, un pronunciado ascenso desde los 631 millones del año anterior debido a una serie de casos graves de infravaloración que se concluyeron durante 2017.
Pese a que el fraude con los fondos estructurales de la UE siguió siendo el principal foco de trabajo de la entidad, el informe alertó de tendencia creciente de malversación con fondos destinados a la investigación y desarrollo, como aquellos canalizados a través del programa europeo Horizonte 2020.
El documento señala en particular que las comisiones de servicio se han convertido en «un negocio lucrativo para los estafadores».
«Individuos, institutos de investigación y empresas se embolsan fondos europeos para intercambios profesionales o académicos que nunca llegan a tener lugar, o en proyectos que no llegan a realizarse», señala el informe.
Por ejemplo, durante 2017 la OLAF descubrió una trama en un consorcio de investigación europeo con socios italianos, franceses, rumanos y británicos para crear prototipos de aerodeslizadores destinados a situaciones de emergencia en las que es necesario llegar a regiones remotas afectadas por catástrofes medioambientales.
La investigación, realizada junto a la Guardia di Finanza italiana, descubrió que los socios italianos habían mentido sobre el cumplimiento de los requisitos estructurales y económicos necesarios para llevar a cabo el programa, y que los socios británicos solo existían sobre el papel y habían sido creados por los propios italianos.
Este caso de apropiación indebida afectó a más de 1,4 millones de euros procedentes de fondos europeos.
La OLAF también ha detectado casos de fraude con parte de los más de 10.000 millones de euros que la UE ha movilizado en los últimos años en forma de ayuda humanitaria a Siria, Líbano, Jordania, Irak o Egipto, golpeadas por la crisis de refugiados, y a otros lugares del mundo.
«Desafortunadamente, como señalan varias investigaciones de la OLAF, estos fondos han atraído el interés de personas y grupos que son capaces de explotar ayuda humanitaria y defraudar fondos», advierte el informe.
La entidad señala que esta tendencia se debe a que estos proyectos de ayuda se llevan a cabo en «entornos en los que es difícil operar», con «una autoridad limitada del Estado y altos riesgos de corrupción».
«La ayuda se otorga habitualmente a través de socios locales, cuyo historial es difícil comprobar, y se entrega en condiciones de emergencia, con menos posibilidades para realizar controles previos exhaustivos», advierten.
En general, explica la OLAF, los investigadores de este organismo continúan descubriendo «nuevas formas en las que los defraudadores intentan engañar al sistema», si bien muchos casos comparten características como la confabulación entre los ganadores de un concurso público y el beneficiario de los fondos para ese concurso.
«Los conflictos de interés también fueron protagonistas de muchos casos de la OLAF, a veces involucrando a figuras políticas y grandes proyectos de contratación pública», explican.
Durante 2017, la entidad abrió 215 investigaciones y cerró 197, a partir de las cuales realizó 309 recomendaciones a las autoridades competentes nacionales y de la UE.
Son cifras inferiores a las logradas en 2016 en estos tres parámetros, si bien la OLAF sí ha conseguido reducir en más de un mes la duración media de sus investigaciones (de 18,9 a 17,6 meses).
Los más de 3.000 millones que la OLAF ha recomendado recuperar «volverán gradualmente al presupuesto europeo y serán reatribuidos a proyectos que pueden estimular el crecimiento y el empleo en Europa», asegura la OLAF.

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