La Universidad de Oxford, uno de los bastiones históricos del saber occidental, ha decidido doblar la rodilla ante los dictados de la corrección política. La institución, con casi un milenio de historia, se plantea modificar sus solemnes ceremonias en latín para adaptarlas a la sensibilidad de quienes se identifican como «no binarios».
El latín, una lengua muerta con un sistema gramatical milenario, podría ser reescrito para dejar de «ofender». La propuesta busca eliminar las referencias masculinas y femeninas de las fórmulas ceremoniales, incluyendo términos como domini doctores o magistri, sustituyéndolos por fórmulas neutras como vos, en un intento de convertir el acto de graduación en un desfile de inclusividad.
La medida, que afectaría a ceremonias de graduación, entrega de premios y admisión de personal, ha sido presentada al órgano de gobierno de la universidad, compuesto por unos 5.000 académicos. Se votará el próximo 29 de abril. Si se aprueba, Oxford celebrará su primera ceremonia «sin género» a partir de octubre, en lo que sus promotores califican como «una forma de alinear el lenguaje ceremonial con los estándares sociales actuales».
Lo más llamativo es que esta transformación ideológica se impulsa en nombre de una supuesta mayoría que no existe. Los datos de admisión de 2023 revelan que sólo el 0,2% de los estudiantes en el Reino Unido se identifica como «otro género», lo que en el caso de Oxford equivaldría a una docena de alumnos. Pero, aun así, se pretende adaptar todo un legado lingüístico e histórico para no incomodar a esa ínfima minoría.
La universidad justifica esta maniobra asegurando que así todos los estudiantes se sentirán «representados en uno de los momentos más significativos de su trayectoria académica». De fondo, una operación ideológica que pretende reconfigurar no sólo las palabras, sino también los símbolos y rituales más antiguos de la civilización europea.
Esta deriva no es nueva. El pasado 18 de marzo, Oxford ya organizó un evento llamado Marie Curious, dirigido a «niños no binarios» de entre 12 y 14 años, según recuerda El Debate. La jornada, organizada por el Departamento de Física, consistía en talleres de ciencia, tecnología e ingeniería exclusivamente para niñas y menores «no binarios». Una forma más de excluir a los varones por su sexo y de consolidar la agenda de género entre los más jóvenes.