«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Un terremoto anunciado

Elecciones en Sajonia y Turingia: los cambios que vienen en la política alemana

Logo político AfD. Foto Europa Press

A las seis de la tarde de este domingo toda Alemania se verá sacudida por un terremoto con epicentro predeterminado en Turingia y Sajonia. Porque los resultados de las elecciones en estos dos estados orientales, eso ya está claro antes de abrirse las urnas, van a cambiar sustancialmente la forma política y hasta el sistema que han regido en la República Federal de Alemania desde su fundación en 1949.

En Thuringia, la victoria del derechista AfD es segura ya que con perspectivas de tener un 30%, está ocho puntos por delante de la CDU. En Sajonia, en cambio la CDU aventaja en los últimos sondeos en dos o tres puntos al AfD. Tercera es el nuevo BSW, una izquierda atípica por nacional y antiinmigración.

Los sondeos sólo dejan lugar a dudas sobre la crueldad de seísmo político para sus principales víctimas, que serán los partidos tradicionales. Especialmente, los viejos partidos de la izquierda que son el SPD, el partido socialista más antiguo de Europa, y los Verdes, ese producto del sesentaiochismo de la izquierda radical alternativa y fanáticamente ecologista e intolerante, sufrirán un castigo brutal al igual que los liberales del FDP.

Es decir, los partidos que forman actualmente el gobierno tripartito en Berlín bajo el canciller socialista Olaf Scholz están los tres entre el 6% del SPD y el 3% del FDP y lucharán por estar presentes. Pero podrían quedar por debajo del listón del 5% necesario para entrar en los parlamentos de ambos estado. En tal caso, el gobierno pasaría así a ser extraparlamentario allí. En Brandenburgo el 22 de septiembre puede pasarles lo mismo.

Los actores relevantes que surgen de los escombros del hundimiento de los partidos del sistema y del castigo al gobierno de Scholz, tan radical ideológicamente como técnicamente incompetente, son tres. Ahí está la Alternativa por Alemania (AfD), una derecha con rasgos más radicales en Turingia que en Sajonia, la CDU que bajo Angela Merkel abandonó el espacio de la derecha conservadora ahora ocupada por la AfD y se convirtió en el auténtico partido socialdemócrata alemán mientras el SPD se radicalizaba hacia la izquierda y la Alianza Sarah Wagenknecht (BSW), un pintoresco fenómeno que es partido nacional-comunista, antiwoke y antiinmigración. Lleva el nombre de su líder, Sarah Wagenknecht, una comunista muy ortodoxa desde su juventud que se casó con Oskar Lafontaine, viste como Rosa Luxemburg y no quiere saber nada de la izquierda LGTBIX+ ni demás invenciones progres al uso. Ha hundido a la izquierda lanzada a la progresía identitaria.

Es decir, los tres principales partidos que emergen son la AfD como derecha, la CDU como centro-izquierda y el BSW como izquierda. El único partido que queda del sistema es la CDU que para sostenerse ha tenido que sumir muchos de los objetivos de la agenda de la AfD que hasta ahora eran un absoluto tabú en la Alemania del bipartidismo y las grandes coaliciones en una socialdemocracia que casi ha gobernado en pasados luiros como un partido único.

Siendo el resultado ya seguro una catástrofe para el gobierno federal que seguramente tenga que asumir consecuencias inmediatas del mismo, estas elecciones son mucho más que un plebiscito sobre un gobierno calamitoso cuyos resultados económicos, sociales, de seguridad y proyección general son considerados como nefastos incluso por muchos de sus miembros. Las elecciones van a dinamitar a corto o medio plazo ese ominoso «cordón sanitario”, también llamado «acoso totalitario» contra la nueva derecha de la AfD. Difamada sistemáticamente con la generalización de «ultraderechista» ha sido sometida por el Estado alemán, con pleno acuerdo de todos los demás partidos, a una persecución que incluye todo tipo de represalias contra sus miembros o incluso simpatizantes. Pese a ello no han logrado destruirlo sino que ha ido creciendo sistemáticamente hasta ser hoy el primer partido en varios estados del este y el segundo partido en toda Alemania por delante del SPD y los Verdes.

Así las cosas, los tiempos en que un partido como el SPD pretendía en serio prohibir la AfD se han acabado. El SPD ronda la desaparición mientras la AfD cosecha un tercio del electorado en varios estados del este y es el segundo partido de Alemania. El juego de alianzas que ahora se haga posible con los resultados va a ser endemoniado. Porque algunos partidos tendrán que tragarse sus vetos y cordones sanitarios o condenarse en pocos años. En Alemania comenzó el delirio roji-verde que tanto daño ha hecho a Europa en los últimos 25 años y que ha derivado hacia un proyecto autoritario, socialista y fracasado. En Alemania salta ahora por los aires. Tendrá inmensos efectos sobre la política europea a no mucho tardar.

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