La canciller Merkel se esfuerza en ocultar la realidad que viven muchos ciudadanos alemanes.
Las mallas antiviolación se agotan en Alemania tan sólo dos semanas después de ser puestas a la venta. Su creadora, Sandra Seilz, inventó las Safe Shorts como una respuesta a la oleada de agresiones sexuales que vive el país desde 2015.
La canciller Angela Merkel se esfuerza en ocultar la realidad que viven muchos ciudadanos alemanes. Los abusos sexuales son comunes y las mujeres deben tomar más precauciones que nunca. En la retina de todos todavía están las imágenes de los sucesos ocurridos en la noche de Año Nuevo y Colonia, donde las autoridades ocultaron miles de agresiones sexuales de toda índole.
Desde 2016, la región de Baviera ha visto como aumentan los casos de violaciones. Sólo entre enero y julio de 2017 se denunciaron 685 casos, lo que supone un incremento del 48% respecto a todo el 2016.
En ese mismo periodo, refleja el diario Bild, los inmigrantes cometieron 126 casos, lo que supone uno de cada cinco. Respecto a 2016, esto se traduce en un incremento del 9O%.
La propia Seilz sufrió en sus carnes la realidad de la actual Europa. Cuando practicaba running en la ciudad alemana de Oberhausen, la empresaria fue abordada por tres hombres que trataron de agredirla sexualmente. Finalmente, gracias a la milagrosa intervención de un ciudadano, los agresores huyeron de la zona.
Aquella experiencia cambió la vida de Seilz y la llevó a diseñar las Safe Short: el primer pantalón antiviolaciones que protege a las mujeres de los intentos de agresión sexual. Se trata de una prenda pionera que se ha comercializado en dos versiones: mallas cortas y ropa interior.
La prenda cuenta con tres medidas de seguridad avanzadas. Están fabricadas en un tejido resistentes a los cortes, con una zona especial en la entrepierna para evitar agarrones. Además, incorporan un pequeño candado con combinación numérica que se bloque por medio de un clip. Por último, los pantalones cuentan con una alarma de 130 decibelios que se activa si alguien trata de arrebatar la prensa a la fuerza o de manera natural.
El producto se ha agotado en dos semanas no sólo en Alemania, sino en otros países de Europa como Suecia o Noruega y en Estados Unidos. De hecho, el principal escollo es un precio: 120 euros la versión deportiva por 95 de la interior.
La venta de gas pimienta, disparada
Como consecuencia de esta situación la venta de sprays anti-violación se incrementó exponencialmente durante el pasado año. Sobre todo a consecuencia de los casos de agresiones sexuales masivas a chicas por parte de inmigrantes durante eventos festivos, como es el caso registrado en la víspera de Año Nuevo de 2016 en Colonia.
“La demanda está siendo enorme porque la gente tiene cada vez más la sensación de que hay un déficit de seguridad que tienen que compensar”, advertía hace un año el director gerente de la Federación alemana de Fabricantes y Distribuidores de Armas (VDB), Ingo Meinhard.
“Los pedidos se suceden y hay que fabricar más y eso sólo se explica en el sentimiento de amenaza en la calle”, reiteró Meinhard.