El Gobierno austríaco ha publicado nuevas estadísticas delictivas que evidencian la situación que vive la población en los últimos años.
Los datos preocupan, y mucho, a las autoridades austríacas. El Gobierno ha hecho públicas las estadísticas delictivas y hay un asunto que llama particularmente la atención: el país centroeuropeo también se ha visto afectado por la oleada de violaciones que sacude a otros estados del Viejo Continente y los ataques sexuales han aumentado en un 25%. De ellos, casi la mitad han sido perpetrados por inmigrantes.
Durante el apogeo de la crisis migratoria, los delitos sexuales aumentaron un 26,18%. Un total de 5.253 agresiones sexuales, mil más que el año anterior.
Las datos son esclarecedores en torno a la inmigración descontrolada puesta en marcha por Bruselas: en los casos de acoso sexual, los inmigrantes representan el 43% de los sospechosos, mientras que en los de violaciones constituyen el 44,3%. Conviene recordar que únicamente el 15% de la población austríaca es de origen extranjero. Los ciudadanos afganos aglutinan gran parte de las acusaciones.
Sebastian Kurz está a un paso de convertirse en el jefe de Gobierno más joven de Europa gracias a un programa basado en los principios políticos del FPÖ. La formación soberanista, que rozó la victoria en las presidenciales tras el pucherazo electoral anterior, se ha posicionado frente a las medidas propuestas desde Bruselas para frenar la crisis migratoria.
Desde que Kurz se hiciera con las riendas del ÖVP en mayo pasado, desplazó a la derecha soberanista en las preferencias de los votantes con un programa (plagiado) que endurece las políticas migratorias, recorta ayudas para solicitantes de asilo y refuerza las medidas de integración.
La victoria de Kurz, que presumiblemente pactará con el FPÖ, demuestra el hartazgo de los ciudadanos con Bruselas y las diferencias existentes entre el sentir de la Europa de unos pocos -la Unión Europea- y la del resto.
El pacto con el FPÖ traerá consigo un giro de la política exterior de Austria desde el eje europeísta París-Berlín hacia países de la Europa del Este como Polonia, Hungría o República Checa, que mantienen posturas críticas con Bruselas, especialmente en lo que a materia migratoria se refiere.
En el año 2000 ya se formó una coalición entre ÖVP y FPÖ que desató una oleada de críticas dentro y fuera de Austria, incluyendo sanciones diplomáticas de los demás países miembros de la UE.
La línea de Visegrado
Austria ha tomado diversas decisiones en los últimos meses que le acercan a Visegrado. Los cuatro países del V4 (Hungría, Eslovaquia, Polonia y República Checa) coinciden en criticar la “estrategia equivocada” de la Unión Europea en materia migratoria y ofrecen su ayuda para proteger las fronteras exteriores.
“Hay que dar una respuesta adecuada a la crisis migratoria”, explicó a los medios Sándor Pintér, ministro de Exteriores de Hungría, país que preside actualmente el V4.
Una respuesta que no es la estrategia de la UE de “dejar entrar a todas las personas y repartirlas dentro”, aseguró el ministro durante un encuentro en Budapest.
“Los países de Visegrado han decidido ofrecer su ayuda a los países miembros de la UE con fronteras externas” que soliciten asistencia para controlar el flujo migratorio.
El ministro subrayó, en nombre del V4, que no funciona el sistema de reubicación de refugiados diseñado por la UE y que “habría que buscar otras soluciones”.
El Grupo de Visegrado se opone al sistema de reparto de solicitantes de asilo y apuesta por una defensa más efectiva de las fronteras para evitar la inmigración ilegal.
“Estamos dispuestos a dar esta ayuda, ya sea con fuerza policial o con tecnología y hasta en lo que se refiere a lo económico”, dijo Pintér.
‘No nos oponemos a la UE’
En una entrevista para La Gaceta, Vladimir Grácz aclaró el camino que debe tomar Bruselas en materia migratoria y apeló al principio de solidaridad individual para solucionar la situación. El embajador de Eslovaquia mantuvo que la postura de su país es la “más justa” ante el momento que vive la UE.
Grácz rechazó las críticas y subrayó la visión eslovaca del problema: «Lo que ocurre es que nosotros somos los únicos que levantamos la voz contra el sistema de cuotas y eso nos ha generado muchos problemas. El primer ministro, Robert Fico, ya explicó que estábamos dispuestos a ayudar a todos a través de muchos canales, pero no así. Europa se equivoca. Eslovaquia y el resto de Visegrado no están contra Europa, sino contra un sistema fallido».
“El tiempo nos ha terminado dando la razón a los que creíamos que Bruselas se estaba equivocando”, sentenció.