Los datos oficiales continúan desmontando el relato políticamente correcto sobre la inmigración. Un informe publicado este miércoles por el Centro para el Control de la Migración revela que hasta el 34% de las condenas por agresión sexual a mujeres registradas en el Reino Unido en 2024 corresponden a ciudadanos extranjeros, a pesar de que estos sólo representan en torno al 10,9% de la población británica.
El informe, basado en los registros oficiales del Sistema Nacional de Información Policial obtenidos tras una solicitud al Ministerio de Justicia, ofrece un retrato alarmante: de las 1.453 condenas por agresión sexual a mujeres, 380 correspondieron a extranjeros y 118 a nacionalidades desconocidas, lo que eleva la tasa total atribuible a inmigrantes hasta el 34,27%. Excluyendo las nacionalidades desconocidas, los extranjeros seguirían representando el 28,46% de las condenas.
La desproporción es aún más evidente cuando se compara la tasa de condenas per cápita: los extranjeros registran 5,75 condenas por cada 100.000 habitantes, frente a las 1,77 de los ciudadanos británicos, lo que supone un 224% más. Incluso ajustando por edad laboral (16 a 64 años), los extranjeros son condenados por agresiones sexuales a mujeres a un ritmo 150% superior al de los británicos.
El informe también analiza el delito de violación a mujeres mayores de 16 años. De las 720 condenas registradas en 2024, 155 fueron de ciudadanos extranjeros y 42 de nacionalidad desconocida, lo que supone que hasta el 27,3% de las condenas por violación podrían corresponder a inmigrantes. Aquí también la tasa per cápita muestra una brecha abrumadora: los extranjeros son condenados por violación a un ritmo 142% superior al de los británicos.
Por nacionalidades, India (100 condenas), Rumanía (92), Polonia (83), Pakistán (55), Afganistán (43), Nigeria (40) y Sudán (37) encabezan la lista de países de origen de los condenados extranjeros por delitos sexuales.
En total, el 22% de todas las condenas por delitos sexuales en 2024 —que suman 7.874— corresponden a ciudadanos extranjeros si se incluyen las nacionalidades desconocidas.
Ante estos datos, el Centro para el Control de la Migración ha lanzado una campaña exigiendo la adopción urgente de una «lista roja» de inmigración, similar a la que impulsó el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para restringir la entrada de inmigrantes de países considerados de alto riesgo.
«¿Cuándo admitirán los políticos que la inmigración masiva ha hecho que Gran Bretaña sea insegura para las mujeres y las niñas? Es hora de que los datos se publiquen completos y sin filtros«, han denunciado desde la organización.
Mientras el debate público sigue dominado por eufemismos y eslóganes buenistas, las cifras oficiales demuestran que la política migratoria ha tenido un precio directo sobre la seguridad de las mujeres británicas, y que los efectos de años de fronteras abiertas empiezan a ser imposibles de esconder.