Los niños británicos blancos son ya minoría en una de cada cuatro escuelas primarias y secundarias de Inglaterra. Así lo demuestran las cifras recogidas por el Departamento de Educación del Reino Unido y difundidas por The Telegraph: una transformación demográfica radical que afecta especialmente a las grandes ciudades como Londres, Birmingham, Manchester y Leicester.
Según el informe, 72 escuelas no tienen ni un solo niño británico blanco matriculado. En otras 454, este grupo representa menos del 2% del alumnado, una cifra impensable hace apenas una generación. En la escuela Loxford de Londres, por ejemplo, sólo 12 de los 2779 estudiantes registrados son de origen británico blanco.
El desplazamiento demográfico es ya un hecho consolidado en muchas zonas urbanas. En el distrito londinense de Bromley, los datos oficiales constatan que los británicos autóctonos son minoría en todos los centros escolares.
La publicación de estas cifras coincide con un análisis del politólogo Matt Goodwin, que prevé un vuelco definitivo en la composición étnica del Reino Unido en pocas décadas. Según sus proyecciones, las personas con dos padres británicos blancos serán minoría en menos de 40 años. Para el año 2100, calcula que sólo el 22,7% de la población podrá considerarse británica blanca, mientras que aproximadamente uno de cada cinco habitantes será musulmán.
Este cambio acelerado ya tiene consecuencias tangibles en el sistema público. Informes internos del NHS (Servicio Nacional de Salud) indican que inmigrantes ilegales y solicitantes de asilo reciben prioridad en los servicios de urgencias, a menudo debido a barreras lingüísticas o a la necesidad de servicios de apoyo específicos. Según la Oficina Nacional de Estadística, alrededor de un millón de personas en Inglaterra apenas hablan inglés o no lo hablan en absoluto.
En el ámbito educativo, los niños británicos blancos de clase trabajadora también figuran entre los grandes olvidados. Un estudio reveló que obtienen resultados 1,5 puntos por debajo de la media en todas las materias, situándolos como el grupo con peor rendimiento académico. El profesor Peter Edwards, de la Universidad de Oxford, advirtió de que esta situación se ignora deliberadamente por el falso supuesto de que estos niños tienen una «ventaja inherente» por su origen étnico.
La ministra de Educación, Bridget Phillipson, ha reconocido parcialmente esta realidad. En una reciente intervención, describió a estos menores como «traicionados» y «relegados a un segundo plano por la sociedad», y anunció una investigación independiente para mejorar sus oportunidades educativas.