El ministro de Defensa de Hungría, Kristóf Szalay-Bobrovniczky, ha reiterado el compromiso de su país con la cooperación del Grupo de Visegrado tras una reunión de los titulares del mismo departamento en Praga. Los cuatro países —Eslovaquia, Hungría, Polonia y la República Checa— confirmaron la necesidad de mejorar y continuar la cooperación «en el campo de la política de Defensa».
En una conferencia de prensa, afirmó que la reunión demostró que, a pesar de las diferencias de opinión a veces, «estamos de acuerdo en todos los asuntos importantes».
Hungría reiteró el apoyo al alto el fuego, las conversaciones y la paz, dijo que el conflicto «no tiene solución militar» y sugirió que la UE «debería revisar su estrategia para Ucrania». Eso sí, mantendrá la ayuda humanitaria a Ucrania. «Hemos proporcionado la mayor ayuda humanitaria de nuestra historia», agregó.
Los cuatro firmaron seguir apoyando a Ucrania «en su defensa contra Rusia de acuerdo con sus necesidades, según lo consideren apropiado nuestros países». En este sentido, la ministra checa Jana Černochová afirmó que «la agresión rusa continúa y sigue representando una amenaza inmediata para la seguridad europea». «Es obvio que la guerra no va a terminar pronto y Occidente tiene que corregir sus excesivas expectativas y prepararse mentalmente para un largo plazo. Disminuir nuestro apoyo a Kiev perjudicaría gravemente a los aliados. Enviaría una única señal: Occidente es débil», subrayó.
El grupo, que desde su creación en los años 90 siempre desplegó acciones tendentes a la cooperación en economía, defensa y comercio, también trasladó su apoyo firme a Israel.
Así, Jana Černochová reiteró que Israel «tiene un derecho innegable a la legítima defensa de conformidad con el derecho internacional y el derecho internacional humanitario» tras los ataques de los terroristas islamistas de Hamás el 7 de octubre. «Ni los líderes políticos ni la población deben olvidar cómo comenzó el conflicto, quién es el agresor y quién la víctima», añadió, al tiempo que alertó sobre la reciente ola de antisemitismo en las metrópolis occidentales, algo «completamente inaceptable».