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los Verdes se desploman

Los soberanistas alemanes de AfD se disparan en las encuestas de intención de voto

El líder de AfD, Tino Chrupalla. Europa Press

El partido Alternativa para Alemania (AfD) no ha dejado de subir en las encuestas de intención de voto y ahora casi un quinto de los votantes alemanes lo apoyaría en las urnas. según una encuesta de INSA realizada para el diario Bild. Mientras, los Verdes se desploman.

La encuesta revela que 10,9 millones de personas —el 18% del electorado— piensan votar a la AfD, mientras que 15,7 millones (más de una cuarta parte) están abiertos a la posibilidad de votarles.

La encuesta sitúa a la AfD en el tercer lugar, justo por detrás de los socialdemócratas (SPD), que mantienen el 20%. Los demócratas cristianos (CDU/CSU) ocupan el primer lugar, con un 28%. Pero quizá lo más significativo de la encuesta sea que Los Verdes se han desplomado, registrando el peor número en intención de voto desde 2018, con un 13%.

La realidad manda, y la realidad es que con una inmigración, legal e ilegal, completamente desbordante, la coalición de izquierdas en el Gobierno planea liberalizar aún más las leyes de inmigración y convertir en ciudadanos alemanes a millones de extranjeros, una medida que —¡sorpresa, sorpresa!— mejoraría considerablemente sus perspectivas electorales.

Esto está haciendo que el ciudadano alemán se muestre cada vez más receptivo al mensaje antiinmigratorio de la AfD. Alemania ha experimentado un crecimiento demográfico récord, con casi la llegada de millón y medio de inmigrantes solo el año pasado, una cifra que no será inferior este año, en cuyos tres primeros meses ya han llegado más de 160.000.

Y esto tiene costos, cada día más difícil de ignorar en un panorama recesionario. Los colegios son un caos y falta personal docente, los precios de la vivienda se disparan y los delitos violentos perpetrados por extranjeros se están convirtiendo en moneda corriente.

El Gobierno recurre a la gastada consigna de que la inmigración masiva es necesaria para compensar la caída de la natalidad, salvar el presupuesto y pagar las pensiones. Pero de entrada es más gasto, mucho más: el Ejecutivo germano prevé dedicar 36.000 millones de euros en 2023 para alojar, integrar y pagar servicios sociales a los inmigrantes. Un negocio ruinoso.

La tendencia es tan alarmante para los partidos de toda la vida y el estamento globalista que el Gobierno lleva ya tiempo explorando la idea de ilegalizar por las bravas el partido y lo mantiene en constante acoso legal. La agencia de inteligencia nacional, la Oficina para la Protección de la Constitución, ha calificado al partido como una «supuesta amenaza» contra la constitución del país, lo que le permite espiar a miembros del partido y políticos, incluidos sus correos electrónicos y llamadas telefónicas. La sede de AfD también ha sido allanada por la policía mientras sus políticos han sido víctimas de ataques incendiarios y, justo este mes, un político local de AfD casi muere en un ataque con arma blanca perpetrado por un inmigrante iraquí. Pero si AfD sigue creciendo como hasta ahora, prohibirlo significaría dejar sin voz a una parte muy importante del electorado alemán, lo que convierte cualquier prohibición del partido en una posible crisis constitucional.

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