«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
con secuelas de las elecciones de 2020

Lukashenko aspira a otros cinco años de mandato en Bielorrusia ante un teatro electoral sin garantías

Colegio electoral en Bielorrusia. Europa Press

Los bielorrusos acuden a votar este domingo en unas elecciones con apenas repercusión fuera de sus fronteras, no sólo por la magnitud de otros asuntos, sino también por la reducidas alternativas entre candidatos, entre los que sobre sale por encima de todos un presidente, Alexander Lukashenko, cuyo triunfo nadie pone en duda.

Las presidenciales de este año arrastran todavía las secuelas de aquellas de 2020 cuyos resultados, aún sin gran parte del reconocimiento internacional, acabaron de un plumazo con cualquier conato de liberalización interna y reforzaron aún más los lazos con Rusia y, con ello, la dependencia de su gran vecino. Ahora, después de tres años siendo objetivo de las sanciones internacionales por su supuesta implicación en la guerra de Ucrania, la Bielorrusia de Lukashenko busca reconciliarse con Occidente, sabedor que la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca puede acelerar un posible acuerdo entre Kiev y Moscú.

Es por ello que en campaña Lukashenko ha adoptado un tono menos crudo al que suele recurrir para referirse a sus oponentes, ha liberado presos detenidos durante las protestas de 2020 y ha llegado incluso a fijar en su programa electoral retos como «tender puentes» con la oposición, más «diálogo» y menos «confrontación».

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