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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Macron pide reforzar la 'soberanía europea' y acabar con el fervor nacional

El presidente galo, Emmanuel Macron

A pesar del entusiasmo que ha suscitado el discurso entre la prensa y el establishment sistémico en general, la dura realidad es que aquél no ha sido sino una regurgitación de tópicos políticamente correctos


Si algo han puesto de manifiesto el referéndum británico y los comicios generales de diferentes países, es que la otrora vigorosa simpatía de los pueblos europeos por la UE se ha tornado débil en los últimos meses. Es por ello por lo que la institución comunitaria se afana hogaño por recuperar esa apariencia amable – y quizá infundada – de la que gozaba antes de la crisis económica y, sobre todo, antes de la crisis de los refugiados
En este esfuerzo común debemos enmarcar la comparecencia del presidente de la República Francesa, Emmanuel Macron, ante el Parlamento Europeo este martes. Una comparecencia en la que el político ‘centrista’ ha abundado en la necesidad de reforzar el sentimiento europeísta y de acabar, en el largo plazo, con el fervor nacional: ‘Hay que reformular Europa y acabar con los egoísmos nacionales; terminar con divisiones norte-sur y este-oeste.
En este sentido, el jefe de Estado galo – que ha pronunciado ante los eurodiputados una alocución versada sobre el futuro de la Unión – se ha mostrado proclive a avanzar ‘con resultados tangibles’ en asuntos tales como la inmigración, las ayudas al desarrollo, la seguridad, el impuesto a la economía digital y la dotación presupuestaria de determinadas materias.
El discurso de Macron – menos emotivo que en otras ocasiones – también ha estado trufado de menciones elogiosas a la democracia liberal, a la que opone el manido ‘populismo’: ‘Rechazo esa idea de que Europa y su democracia estén condenadas a ser impotentes, frente al autoritarismo la respuesta no es una democracia autoritaria sino la autoridad de la democracia (…) No quiero pertenecer a una generación de sonámbulos, una que haya olvidado su pasado o que no vea los problemas que tiene delante. Quiero pertenecer a una generación que defienda con firmeza su democracia’
En esta línea, el político francés ha abogado por una Unión Europea democrática que respete los ‘derechos fundamentales’ y proteja a las minorías.

Tópicos… ¿Y algo más?

A pesar del entusiasmo que ha suscitado el discurso entre la prensa y el establishment sistémico en general, la dura realidad es que aquél no ha sido sino una regurgitación de tópicos políticamente correctos: (no en vano, ha cantado las bondades del multilateralismo, la globalización…).
‘Hoy en día se pone en tela de juicio el marco del multilateralismo, donde Europea tiene influencia y donde hemos construido la paz. Debatimos hoy en un momento de grandes cambios que hacen que los fundamentos de la sociedad industrial se pongan en juicio. Nacen miedos pero no podemos hacer como si nuestros debates fueran los de siempre. Este año que nos separa de las próximas elecciones europeas hay que luchar’.
Antes de que Macron tomase la palabra, el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, le ha dedicado unas ditirámbicas palabras matizadas, sin embargo, por una convicción: que la Unión Europea ‘no puede ser solo Francia y Alemania’.

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