«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Orbán: 'Estamos viviendo una batalla por la identidad de Europa'

El primer ministro magiar, Viktor Orbán

Orbán ha reivindicado el espíritu de los países europeos frente a las acometidas homogeneizantes de la Unión Europea


El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, ha sido reelegido como presidente de Fidesz para los próximos dos años en el vigésimo séptimo congreso del partido. Un congreso donde Orbán ha pronunciado un emotivo discurso en el que ha sintetizado los propósitos de su formación para con Hungría; en el que ha repasado los grandes males que afligen a la Europa hodierna; y en el que ha defendido la identidad magiar, que se asienta sobre el basamento del cristianismo.
Orbán, que ha dejado claro en ingentes ocasiones que antepone los intereses nacionales a los intereses de partido, ha resumido las tres tareas que el partido debe acometer para servir a los húngaros: ‘Fortalecer, profundizar y defender Hungría. Fortalecer todo aquello que Hungría ha sido capaz de lograr en los últimos siete años. Profundizar en los fundamentos espirituales e intelectuales de nuestras creencias políticas. Y defender el futuro de Hungría; porque por fin hemos aunado nuestros esfuerzos, por fin tenemos un futuro y por fin, en consecuencia, tenemos algo que defender’.
En este sentido, Orbán se ha jactado de las mejoras económicas que su Gobierno ha logrado introducir en Hungría: ‘Hemos conseguido colocar nuestra economía en un camino de crecimiento, reducir y eliminar el desempleo, proveer trabajos para todos, y apoyar a las familias como una prioridad particular’, ha señalado el primer ministro magiar, que también ha mentado la mejora salarial que ha tenido lugar en los últimos años (en enero de 2018, el salario mínimo se incrementará más de un 88%).

El barbarismo de Bruselas

Durante su alocución, el líder político húngaro ha reivindicado el espíritu de su país frente a las acometidas homogeneizantes de la Unión Europea, organismo que, de acuerdo con él, no anhela sino construir un hombre guiado exclusivamente por sus instintos e impulsos. En esta línea, ha criticado esas políticas de Bruselas que atentan contra el orden natural de las cosas y contra el derecho a existir de las comunidades nacionales: ‘Debemos declarar que las políticas (refiriéndose a las de la UE) que se apartan del orden natural de la vida y que niegan el derecho de las comunidades nacionales a existir siempre han llevado al barbarismo’.
Asimismo, Orbán ha arremetido contra las élites globalistas por motejar de ‘populismo’ cualquier movimiento nacional, cívico y cristiano; y ha vaticinado una gran batalla por el porvenir identitario de Europa: ‘Habrá una batalla aquí. ¿La habrá? De hecho, ¡ya la hay! Y en esta batalla los debates europeos de la próxima década se centrarán en la identidad: la identidad de las personas, de los países e incluso de los continentes’.
En este sentido, el primer ministro magiar ha abundado en la importancia que el concepto ‘nación’ tiene en el alma de los hombres: ‘El más importante de los límites entre los seres humanos es el límite espiritual que denominamos nación, y que nos eleva a todos a la condición de participantes de una cultura y tradición compartidas. Nuestra cultura nacional nos hace como somos’, ha aseverado Orbán, que se halla en constante lucha contra el globalismo.

Hungría en una era post-nacional y post-cristiana

En esta línea, Orbán ha definido el espíritu húngaro como un producto de la fusión de las culturas occidental y oriental, y ha asegurado que el respeto por la libertad y el amor por la humanidad constituyen las premisas sobre las que se asienta el pensamiento político de su país.
Además, el primer ministro magiar se ha referido a la insalvable grieta que se ha abierto entre los países, como Hungría, que guardan fidelidad a la herencia cristiana, y los Estados que han decidido arrojarla al basurero del olvido: ‘En Europa, algunos países han decidido renunciar al cristianismo y a su propia identidad nacional. Desean entrar en una era post-cristiana y post-nacional. Hoy está claro que damos diferentes respuestas a las preguntas de si debemos continuar un camino iluminado por los principios cristianos fundamental, y de si debemos creer todavía en esas verdades morales que son independientes del tiempo y del lugar’, ha aseverado Orbán, que es contrario al relativismo que hogaño padece Occidente.
Para concluir, el líder político húngaro ha planteado la única solución que él percibe para Europa, que estriba en dejar atrás el sueño de los ‘Estados Unidos de Europa’ y abrazar la antigua idea de una ‘alianza entre naciones europeas libres’.

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