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PAGÓ CAMPAÑAS CONTRA EL 'FRACKING'

Putin financió a grupos ecologistas para mantener su poder energético en Europa

El presidente ruso, Vladimir Putin. Europa Press
El presidente ruso, Vladimir Putin. Europa Press

El Gobierno de Vladimir Putin invirtió más de 80 millones de dólares en la financiación de gobiernos y ONG ecologistas para hacer campañas contra el fracking en Europa, tal y como recogió un informe del Centro Wilfred Martens para los Estudios Europeos en 2016 citado por Diego Sánchez de la Cruz en Libremercado.

Este organismo ha emitido distintos informes en los últimos meses en los que incide en el «estado de shock severo» que sufre el sector energético de la Unión Europea por la elección deliberada del Kremlin de limitar las exportaciones de gas natural y llama a los países europeos a «explorar opciones novedosas para satisfacer sus necesidades energéticas» si no quiere «racionamiento de energía, tensiones sociales y una dolorosa pérdidas económicas».

Comparativa de la producción de gas natural en Europa y la exportación de Rusia desde 1990 a 2020. La Gaceta de la Iberosfera

El fracking es una técnica para obtener hidrocarburos mediante la fracturación hidráulica, un método censurado por los colectivos ecologistas y por el Gobierno de Pedro Sánchez, que lo prohibió en la Ley del Cambio Climático aprobada el pasado año.

«A partir de la entrada en vigor de esta ley, no se otorgarán nuevas autorizaciones para realizar en el territorio nacional, incluido el mar territorial, la zona económica exclusiva y la plataforma continental, cualquier actividad para la explotación de hidrocarburos en la que esté prevista la utilización de la fracturación hidráulica de alto volumen», recoge el artículo 9 de la citada ley.

Pese a la grave crisis energética y al gélido invierno que espera a muchos españoles, el Ejecutivo no se plantea permitir esta técnica. Los ecologistas, financiados por Putin, reclaman la prohibición inmediata y sin excepción de «todo tipo de fractura» en todo en mundo. Aunque en países como Reino Unido, la nueva primer ministro, Liz Truss, ha dado luz verde al fracking por la necesidad de «diversificar el suministro» ante la crisis energética. La líder conservadora recibió la respuesta del sector ecologista y la fuerte oposición del Partido Laborista. «Si quieres reducir las facturas, lo lógico es apostar por la opción más barata, que son las renovables», dijo John Gummer, director del Comité de Cambio Climático.

La prohibición del fracking en España y en otros países ha provocado la dependencia energética casi absoluta de Europa del gas ruso. Hoy, Rusia exporta tres veces más gas natural del que producen los países europeos, cuando hace dos décadas Europa producía más de lo que Rusia exportaba.

En este contexto, cabe señalar que España duplicó sus compras de gas natural a Rusia en agosto en comparación con el mismo mes del año pasado. En concreto, España compró 4.505 gigavatios hora (GWh) de gas natural ruso en el octavo mes del año, frente a los 2.228 GWh de agosto de 2021.

Estados Unidos se mantuvo como el principal proveedor de gas con 10.074 GWh [y un incremento interanual de más del 90 por ciento], la mayoría extraído a través de ese «fracking» tan denostado por el Gobierno.

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