Un nuevo estudio revelado por el diario Nius.de ha confirmado que no sólo los hombres inmigrantes están sobrerrepresentados en las estadísticas de criminalidad en Alemania, sino que incluso las mujeres extranjeras superan en número de delitos a los hombres de nacionalidad alemana. Esta información ha reavivado un debate ya candente sobre la relación entre inmigración y seguridad en el país.
Las cifras correspondientes a 2024 arrojan diferencias notables entre grupos de población. Según el análisis, los ciudadanos afganos presentan una tasa de sospecha por delitos sexuales casi once veces superior a la de los alemanes. En el caso de los argelinos, su probabilidad de ser identificados como sospechosos de robo es 109 veces mayor. Marroquíes y sirios también aparecen en los informes con tasas sospechosas de criminalidad que multiplican por once o más las de los nacionales.
Uno de los datos que más controversia ha generado es el que señala que las mujeres inmigrantes también figuran con mayor frecuencia como sospechosas que los hombres alemanes, lo que contradice la narrativa de ciertos sectores progresistas que enfocan el problema de la criminalidad en el género, minimizando el papel de la procedencia cultural.
Desde el partido opositor Alternativa para Alemania (AfD), el parlamentario Martin Hess ha salido al paso de la polémica respaldando la publicación. A su juicio, «estos números confirman lo que desde hace años muchos se niegan a admitir: la criminalidad está desproporcionadamente asociada a la inmigración, especialmente la procedente de países de mayoría musulmana». Según Hess, reconocer este fenómeno no es una cuestión de xenofobia, sino de enfrentarse a la realidad con honestidad.