«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Una restauración cuidadosa será necesaria para devolver a la talla su estado original

Un solicitante de asilo afgano ataca a la Virgen de Einsiedeln en Suiza, erigida en el año 1466

Virgen de Einsiedeln o Virgen negra de Suiza. Redes Sociales

La histórica Virgen Negra del monasterio benedictino de Einsiedeln, en Suiza, ha sido objeto de un ataque que ha conmocionado tanto a la comunidad religiosa como al país. El pasado fin de semana, un solicitante de asilo de origen afgano irrumpió en la iglesia, causando daños a la venerada imagen, que data de 1466 y es uno de los principales destinos de peregrinación en Europa.

Según informó el periódico Tagesanzeiger de Zúrich, el hombre, armado con un palo, arrancó las vestiduras ceremoniales de la Virgen Negra y golpeó repetidamente la estatua, dañando la mano, el cetro, la corona y el manto confeccionado en seda blanca con bordados. El incidente fue detenido por sacerdotes y la policía del cantón de Schwyz, que lograron reducir al agresor antes de que causara más destrozos. El joven afgano fue arrestado y trasladado posteriormente a un centro psiquiátrico.

El monasterio de Einsiedeln, profundamente afectado, emitió un comunicado calificando el acto como un «desafortunado incidente» protagonizado por una «persona en estado de confusión». «Este acto no solo daña una estatua, sino que también hiere los sentimientos religiosos de innumerables personas», lamentaron los benedictinos. La comunidad expresó su solidaridad con los fieles afectados, al tiempo que destacaron la importancia de mantener el acceso abierto a todos los peregrinos, reafirmando su compromiso con la hospitalidad y la apertura.

A pesar de la gravedad de los hechos, los informes preliminares indican que los daños sufridos por la Virgen Negra no son irreparables. Una restauración cuidadosa será necesaria para devolver a la talla su estado original, según declaraciones del padre Thomas Fässler al portal suizo Kath.ch. Entre los desperfectos señalados están la mano de la Virgen, el cetro y la corona, además del manto centenario que llevaba en ese momento.

Este ataque ha reavivado el debate en Suiza sobre la seguridad en lugares de culto, especialmente en un sitio tan emblemático como el monasterio de Einsiedeln, visitado por miles de personas cada año. Aunque el monasterio ha optado por no endurecer sus políticas de acceso, el incidente pone de relieve la necesidad de proteger el patrimonio cultural y espiritual frente a posibles amenazas. «Pensamos en las muchas personas cuyos sentimientos han sido heridos y también en quien protagonizó este lamentable acto,» concluyó el comunicado de los benedictinos, enfatizando el perdón y la reflexión frente a lo ocurrido.

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