Cuando la presidenta de la Comisión Europea, durante la última reunión del Foro Económico Mundial en Davos, declaró que la mayor amenaza a la que se enfrentaba el mundo no era la guerra o incluso el apocalíptico Cambio Climático sino la «desinformación» y las «fake news», hubo almas cándidas que aplaudieron. ¿Quién puede estar a favor de las noticias falsas? ¿Quién defiende el engaño a la ciudadanía?
El resto se dio inmediatamente cuenta de que estaba abogando por la censura pura y dura, recordando lo que sucede cuando es el poder el que decide qué es verdad y qué no lo es. Y, sobre todo, repasando desapasionadamente todo lo que ha resultado cierto en los últimos años de lo que se calificó en su momento de «fake news», y toda la desinformación que nos ha llegado por el «conducto reglamentario» últimamente.
Lo que no esperábamos es que la propia Von der Leyen recurriera tan pronto a datos falsos para cargar contra la «bestia negra» de Bruselas, la Hungría de Viktor Orbán.
La presidenta de la Comisión Europea ha declarado ante el Parlamento Europeo que Hungría no cumple con sus compromisos con la UE. Los datos indican otra cosa, informa el medio húngaro Mandiner.
Según Mandiner, la jefa de la Comisión Europea se limitó a repetir la propaganda de la oposición húngara, especialmente cuando afirmó que Hungría es el único Estado miembro de la UE que sigue buscando soluciones alternativas a la compra de «combustibles fósiles rusos sucios». También afirmó que Hungría tiene el PIB per cápita más bajo entre los países vecinos.
Los datos de la propia oficina de estadística de la UE contradicen lo que afirma Von der Leyen. Según Eurostat, además de Hungría, los siguientes países siguen importando petróleo y derivados rusos: Eslovaquia, República Checa, Polonia, Países Bajos, Letonia, Bulgaria, Lituania y Letonia. Además, Italia, que no compraba energía rusa desde hacía varios años, volvió a hacerlo el pasado verano.
Francia tampoco debería quedar fuera de esta lista. Mientras Macron hablaba de la urgente necesidad de enviar tropas a Ucrania para luchar contra Rusia, su país estaba alimentando la maquinaria bélica de Putin comprando gas natural por valor de 600 millones de euros en los primeros tres meses de 2024.
No sólo los envíos de petróleo crudo a Hungría han disminuido desde 2022, sino que las importaciones húngaras son casi iguales a las de Eslovaquia y la República Checa. Mientras tanto, las importaciones de la Unión Europea de petróleo y derivados del petróleo rusos siguen siendo significativas.
Por último, Hungría tampoco está en el último lugar en términos de PIB per cápita de la región: Bulgaria, Grecia, Letonia, Eslovaquia y Croacia están detrás de Hungría, mientras que los datos de Rumania son cuestionados en varios foros internacionales.