«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
AFIRMA SER VÍCTIMA DE UN 'GOLPE BLANDO'

Agitar la calle con la amenaza constituyente: la estrategia de Petro para eludir las acusaciones en su contra

El presidente de Colombia, Gustavo Petro. Twitter

El pasado 8 de mayo, el Consejo Nacional Electoral anunció que se investigará al presidente Gustavo Petro por la financiación irregular de su campaña de 2022; de inmediato, el mandatario colombiano reaccionó diciendo que se trataba de un «golpe blando» en su contra.

Sin embargo, los hechos demuestran lo contrario: el artículo 109 de la Constitución colombiana establece que «la violación de los topes máximos de financiación de las campañas, debidamente comprobada, será sancionada con la pérdida de la investidura o del cargo«. Según las denuncias radicadas ante el CNE y que dan origen a la investigación, las cuentas de la campaña de Gustavo Petro en 2022 se habrían excedido en 5.355 millones de pesos (más de 1.3 millones de euros). Entonces, ¿Quién ha estado y estaría perpetrando un golpe de Estado -más bien duro- contra la democracia colombiana y sus instituciones?

Por ello Petro recurre a la vieja y repetida estrategia chavista de amenazar con ejercer la violencia: «Los invito, les solicito, independientemente de qué pase conmigo, a rodear pacíficamente los centros del poder en Colombia, hasta que se restablezca el orden constitucional en este país. Es decir, que si deciden violar el voto popular de Colombia (les pido que) se instaure en Colombia el poder constituyente de una vez, a través de la movilización masiva del pueblo colombiano».

El 11 del mes en curso, la revista SEMANA recordó en un extenso artículo, como durante la campaña electoral del año 22, el candidato Petro hizo un juramento público a no convocar jamás una Asamblea Constituyente. La promesa era necesaria para aquietar -en plena campaña electoral- los temores que existían sobre él y sus planes para con el país. Ahora, al sentirse descubierto, corre hacia adelante y no solo desestima su compromiso, sino que además pretende instaurar dicha constituyente a través de mecanismos no contemplados en la Constitución, es decir, por medio de un golpe de Estado

Por otra parte, su amenaza de desatar la violencia se evidencia por su propuesta de liberar a los integrantes de la «Primera Línea», grupo terrorista que vandalizó decenas de ciudades colombianas en el año 2021.  Petro pidió que se les otorgue el estatus de víctimas y los calificó como «presos de conciencia, presos sociales».

Y es que la victimización es una de las estrategias favoritas de la izquierda para ocultar sus delitos, de hecho, cada vez que un miembro del Foro de Sao Paulo es capturado con las manos en la masa cometiendo un crimen, se confabulan para decir que es una víctima del «lawfare».

No es de extrañar, entonces, que el think tank de izquierda CELAG haya publicado un análisis reforzando la tesis de Petro sobre el golpe blando en su contra. El CELAG no aporta ninguna prueba que desvirtúe los señalamientos sobre la violación de los topes electorales de la campaña de Petro. Solo dice que lo quieren tumbar por defender a los pobres.

Esta institución dedicada al análisis, al parecer, no toma en cuenta que durante el gobierno de Petro los pobres han sido lo más castigados y son justamente ellos quienes gritan en las calles de Colombia «¡Fuera Petro!».

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