Desde hace décadas Cuba vive una crisis social, económica y política que parece no tener final. Esta realidad además se ha visto gravemente aumentada a raíz de la pandemia del COVID-19. En el país oprimido por la dictadura castrista que lidera Miguel Díaz-Canel, la escasez de alimentos y medicinas es cada vez mayor, por no hablar de los presos políticos, que aumentan con los años.
En este contexto, los cubanos viven presos de un estado totalitario que les impide ejercer sus libertades, especialmente la religiosa.
Un informe presentado este jueves por el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) señala que el 76% de los cubanos se declaran creyentes, sin especificar si son o no practicantes. Por el contrario, tan solo el 22% de la población no cree o practica ninguna religión. Asimismo, el 68% afirma que ellos o alguien que conocen ha sido «acosado, reprimido, amenazado u obstaculizado» debido a motivos relacionados a su fe.
Motivos de la represión
Uno de los datos más preocupantes es la razón por la cual las personas consideran que a los creyentes se les acosa o reprime por su fe. La gran mayoría cree que este hecho se debe a dos motivos: o bien porque tienen una postura política basada en su fe, o bien porque hablan públicamente de su fe. En ambos casos se evidencia el intento por parte de las autoridades de recluir la religión al ámbito privado de cada ciudadano.
Este problema se agrava al tener en cuenta que un 29% de los encuestados opina que esa represión o acoso es debido a la acción por parte de la Iglesia o Congregación de repartir comida o medicina a los cubanos. En este caso, y debido a la situación que vive Cuba, donde alrededor del 73% se encuentra en la pobreza absoluta, el Gobierno no debería impedir u obstaculizar que los religiosos del país traten de ayudar a los necesitados. Esta represión demuestra no solamente que la idea del régimen es que sus ciudadanos únicamente dependan de las autoridades, sino que también señala una violación a las libertades humanas. Ya no toman acciones contra la propia religión en sí, sino sobre los servicios que estas instituciones religiosas proporcionan al pueblo cubano.
«Cuba es un pueblo creativo y alegre, capaz»
La popularidad del régimen cae mientras el apoyo a las instituciones religiosas es cada vez mayor. Es más, la encuesta demuestra que las instituciones más confiables para el pueblo cubano son las religiosas. En cambio, las que menos confianza generan son aquellas pertenecientes a la dictadura, como los tribunales, la policía o el ejército.
Tal y como señala el Padre Alberto Reyes Pías, sacerdote católico cubano, y una de las figuras más sonadas en la lucha contra la represión, a medida que la libertad disminuye con el aumento de las medidas antirreligiosas, más gente se muestra dispuesta a luchar por sus derechos hasta las últimas consecuencias. Él mismo sufrió en carne propia los actos de repudio por parte del régimen tras apoyar al pueblo y animarlos a manifestarse pacíficamente, pero no se ha callado y desde sus redes sociales continúa analizando la situación crítica en la que el país está inmerso.
Reyes Pías anima al pueblo a no dejar de soñar, a seguir creyendo que lo que quieren es posible. En sus últimas declaraciones afirma que «Cuba es un pueblo creativo y alegre, capaz». Y que, gracias a la labor de la Iglesia, los cubanos encuentran en ella un resquicio de libertad, un lugar donde pueden escucharlos, que les da ánimos para afrontar la complicada situación en la que viven.
En definitiva, los datos del informe demuestran que el régimen cubano no respeta ni garantiza «las libertades religiosas o de creencia de manera plena». Continúa persiguiendo a todo aquel que asume una postura política de acuerdo con su ideología religiosa, además de limitar la visibilidad y presencia de las congregaciones religiosas, especialmente en el entorno público.
