Más de 13 millones de ecuatorianos están llamados a participar este domingo en una consulta popular y un referendo impulsados por el presidente Rafael Noboa, quien busca así blindar a través de las urnas su programa de combate a la delincuencia enmarcado dentro del estado de excepción que rige al país desde enero pasado.
Mientras el referendo brinda la posibilidad de que un gobernante pueda propiciar cambios al texto constitucional en Ecuador, las consultas populares abren espacio a los mandatarios para indagar la opinión de los ciudadanos sobre temas que el Ejecutivo considere pertinentes. En esta oportunidad Noboa, quien contó con la aprobación previa de la Corte Constitucional del país para poner en marcha esta iniciativa, decidió echar mano de ambos recursos para dar pie a un proceso que formulará 11 preguntas al electorado.
Aunque dentro de la batería de preguntas hay alguna que toca temas como el régimen laboral en la nación hispanoamericana o los protocolos que esta utiliza para comerciar con el mundo, la mayoría de ellas están vinculadas con el asunto de la seguridad, con miras a indagar si los ciudadanos están de acuerdo con que las Fuerzas Armadas se involucren en labores de prevención del crimen o si el sistema judicial debe endurecer las penas en casos de sujetos señalados por terrorismo, entre otros asuntos.
En Ecuador el voto es un trámite de carácter obligatorio, de acuerdo a la Constitución. Para este proceso además están convocados a votar más de 420.000 ecuatorianos que residen en el exterior.
El estado de excepción que actualmente impera en la nación sudamericana, prorrogado a principios de marzo por espacio de 90 días, califica la situación del país como una de «conflicto armado interno», en un contexto en el que localidades como Guayaquil han incrementado sus índices de violencia e inseguridad a niveles récord en la historia reciente.
La popularidad de Noboa
El enfoque de hombre fuerte, amparado bajo este contexto de medidas excepcionales contra los grupos del narcotráfico, le ha brindado buena reputación al joven presidente Daniel Noboa. La encuesta CB Consultora lo ubicó a principios de marzo como el mandatario más popular de toda Sudamérica, al registrar un 62,5% de respaldo.
Sin embargo, recientemente el Ejecutivo de Noboa ha enfrentado dificultades. Una crisis energética que ha multiplicado los cortes eléctricos en varias zonas de Ecuador y el escándalo internacional derivado del ingreso de las fuerzas del orden ecuatorianas en la Embajada de México en Quito para detener al exvicepresidente Jorge Glas, han puesto a la novel administración del país en aprietos.
En este sentido Noboa propició cambios de Gabinete esta semana, apartando del cargo a la hasta ahora ministra de Energía Andrea Arrobo, a quien reemplazó por Roberto Luque, quien es también el actual titular de la cartera de Transporte. En cuanto a la crisis diplomática con México, el jefe de Estado ecuatoriano ha sido tajante en que no se arrepiente de haber ordenado la detención de Glas, al tiempo que criticó a los gobiernos que usan sus embajadas como «fachada» para «salvar a los criminales de su sentencia».
Así las cosas, el proceso electoral de este domingo es, además de una consulta sobre temas sensibles para la sociedad ecuatoriana, una medición de fuerzas del actual Gobierno. Una victoria en el mismo no solamente dotaría a Noboa de mayor gobernabilidad en el actual proceso político del país, sino que también serviría como voto de confianza de la población ante los turbulentos hechos de las semanas precedentes.
