«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
ES UN FERVIENTE PROMOTOR DE LA CAUSA PALESTINA

El desprecio de Petro hacia Israel amenaza con romper años de excelente relación con Colombia

Gustavo Petro. REUTERS
Gustavo Petro. REUTERS

En un evento hace unos días en Medellín, el embajador de Israel en Bogotá, Gali Dagan, dijo, celebrando, que Colombia tiene una larga tradición de excelentes relaciones con el Estado judío. Es cierto, pero eso está a punto de acabar.

Mientras que el expresidente de Colombia, Iván Duque, está en Jerusalén reunido con Netanyahu, el actual presidente, el izquierdista Gustavo Petro, avala en Twitter ofensas contra Israel.

Durante un partido del Mundial sub-20 en Argentina, mientras la selección de Colombia se enfrentaba a la de Israel, unos hinchas colombianos, con el único propósito de ofender, empezaron a ondear la bandera de Palestina. Una clara provocación, completamente innecesaria. La mentirosa sugerencia sobre Israel es evidente.

El gesto fue desaprobado en el mismo estadio, los fanáticos reaccionaron ondeando, en cambio, la bandera de Israel y, luego, el agitador fue detenido, por infringir la «Ley del Deporte». No obstante, la hostilidad fue avalada por Petro, quien, al respecto, tuiteó: «Para Colombia la bandera palestina no está prohibida».

Muy poco profesional. Irresponsable y peligroso. Gustavo Petro reconoce una bravuconada de un militante, menospreciando completamente cualquier forma diplomática posible.

Es claro que Gustavo Petro no guarda aprecio por el Estado de Israel. Su espaldarazo a la provocación es infantil; y amenaza con rajar unas relaciones fundamentales, y que tanto le convienen a Colombia. Pero su tuit sobre el partido de fútbol no ha sido la única ofensa.

Hace unos días, ante los resultados del Partido Popular y el avance de Vox en España, en las últimas elecciones, Petro dijo, también en Twitter, que en España ocurre algo similar a Alemania en 1933, con el ascenso de Hitler. La comparación, claramente insultante, esconde su profundo desprecio por el pueblo judío.

En España hubo elecciones democráticas, en las que la mayoría de los electores se decantaron por la derecha. Suponer que aquello es similar al ascenso al poder del mayor criminal y antisemita del siglo XXI es una peligrosa banalización de la tragedia que vivieron millones de judíos. Tan burdo que lo haya dicho, que la embajadora de Alemania en Colombia, Marian Schuegraf, reaccionó: «¿Qué ocurrió en 1933? Un crimen del que debemos aprender. Los crímenes de los nazis son de tal magnitud que no se debe hacer una comparación a la ligera. Le debemos ese respeto a los millones de víctimas».

Y no ha sido la única vez. Ya antes Petro había comparado un hecho incómodo para él, con los nazis. Y, en marzo del año pasado, aún en campaña, fue peor, porque llamó «neonazi» a un judío crítico de sus propuestas.

El medio RCN publicó, el 28 de marzo del 2022, una columna del activista judío David Ghitis, en la que decía que «En varias ocasiones Petro, el candidato por 12 años a la Presidencia, ha soltado amenazas contra la propiedad privada». Petro respondió: «Neo nazis en RCN».

La postura de Petro al respecto no sorprende, claro. Antes de ser presidente, Petro era un enérgico promotor de la causa palestina contra Israel, al punto de plantear la legitimidad en el conflicto del grupo terrorista Hamás. «La juventud palestina se levanta para exigirle al Hamas y a la Autoridad Palestina unidad en la lucha por la independencia», escribió en 2011.

También, cuando en 2014 sobre Israel llovían misiles lanzados por Hamás desde Gaza, Petro acusó al Estado judío de «barbarie» y celebró «la resistencia palestina». En varias ocasiones, Petro, quien nunca ha denunciado al terrorismo islámico que desde Gaza o Cisjordania atenta contra judíos, ha promovido el relato manipulado de que Israel ejerce de opresor contra los palestinos.

«Como en tiempos bíblicos, un Herodes está matando niños en Palestina. Solidaridad con Gaza», tuiteó en noviembre del 2012.

Muy alarmante. Gustavo Petro está a nada de insertar a Colombia en el eje de países que desprecian a Israel. Ya con Venezuela, que se arrodilló completamente ante la teocracia iraní, podría constituir una franja, que parta en dos el continente y desde la que se conspire para ampliar la influencia de quienes quieren destruir a Israel. Es inminente.

.
Fondo newsletter