«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
El deterioro de las instituciones es mayúsculo

El escándalo Insaurralde y el ‘Chocolategate’ sacuden las cloacas de Argentina en la campaña de las elecciones

Congreso de Argentina. Europa Press

A escasos días de celebrarse la elección presidencial, una cadena de escándalos sacude al fangoso deep state argentino. La saga tiene condimentos sexuales, judiciales, mafiosos, tiene enredos, pases cómicos y todo regado por una tormenta de corrupción que a nadie asombra. Esta concatenación de episodios bizarros explica por sí sola el fenómeno electoral que está a punto de suceder.

Hace unas pocas noches, en un cajero automático de la capital de la Provincia de Buenos Aires, un señor llamado Julio Rigau, apodado «Chocolate», extraía dinero durante largo tiempo con varias tarjetas. La Guardia Urbana sospechó de sus movimientos y le pidió que se identificara, pero «Chocolate» se negó y tampoco quiso entregar una bolsa plástica que llevaba con él. Cuestión que fue detenido y allí las fuerzas de seguridad constataron que estaba extrayendo dinero de 48 tarjetas que pertenecían a 48 personas distintas con un factor común: todas decían «Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires». «Chocolate» estuvo 11 días preso en virtud de la flagrancia y se empezaron a conocer las historias de los titulares de las tarjetas, muchos de los cuales ni siquiera sabían que eran empleados parlamentarios. Pero de pronto, mágicamente, la Cámara de Apelaciones en lo Criminal de La Plata lo dejó libre, le devolvió el dinero y anuló su causa. El escándalo, que semejante arbitrariedad desató, sacó a «Chocolate» del anonimato y lo puso en los titulares.

El mecanismo de las tarjetas no es novedoso, los punteros políticos adaptaron sus operaciones mafiosas en el mismo momento en que se inventaron los cajeros automáticos. Lo que hacen es brindar un contrato dentro del Gobierno a una persona, asegurándole los aportes previsionales y la cobertura de salud ya que se trata de pagos que el empleador hace de manera automática al contratar. A cambio esa persona está obligada a entregar la tarjeta de la cuenta donde se deposita su «salario». Los contratados ni van a trabajar ni reciben remuneración alguna, pero hay muchos punteros como Rigau, verdaderos ejércitos de «chocolates» cuya tarea es retirar todos los meses el salario de estos menesterosos y llevarlo directamente a los bolsillos de los políticos.

Así comenzó el «ChocolateGate», con la certeza generalizada en la sociedad, de que Julio Rigau es sólo uno de los cientos de miles de cuasimodos que trabajan en las cloacas de la política argentina, logrando que la metástasis del financiamiento ilegal de la “casta” crezca descomunalmente. En cada elección de autoridades políticas, como la que Argentina está a punto de hacer dentro de un par de semanas, se pone en juego el control de los incontables mecanismos de corrupción, de los fondos estatales y de los negociados que el Estado genera. El escándalo de Rigau salpicó a oficialismo y oposición por la naturaleza del mecanismo que demanda la complicidad de las autoridades parlamentarias, y por la endogamia partidista que implica que todos hayan estado asociados entre sí en algún momento, dado que saltan de un partido político a otro sin ningún tapujo. Pero el «Chocolategate» era sólo el comienzo.

El sábado 30 de septiembre, pocas horas antes del primer debate presidencial, estalló otra bomba en el corazón mismo del kirchnerismo. Martín Insaurralde, ex intendente de Lomas de Zamora, uno de los municipios más importantes de la Provincia de Buenos Aires, apareció, en videos de sexo explícito y en fotos en Marbella junto a Sofía Clerici, una conocida «modelo». En las redes de la exótica influencer se puede ver a Insaurralde a bordo del yate bautizado como «Bandido» cuyo alquiler supera los 10.000 euros diarios. Los amantes aparecen rodeados de lujos, en una ostentación propia de jeques. Resulta notable porque se trata de un personaje que jamás trabajó fuera del Estado y de una dama que declara ingresos mensuales menores a los 150 euros.

Martín Insaurralde no es un personaje menor, es la esencia misma del kirchnerismo, una figura famosa y relevante de todos los gobiernos peronistas desde los años 90. Fue alcalde de Lomas de Zamora en tres períodos, en el medio fue diputado y fue designado por Cristina Kirchner como ministro coordinador del gobierno de Axel Kicillof. Comenzó su carrera cuando se casó con una princesa peronista, la hija de un viejo «barón» del conurbano y estuvo apadrinado por los grandes popes del justicialismo. Es parte de la mesa chica, armador político de Máximo Kichner, estimado por el Papa y orador principal en los grandes mítines. Es, además, íntimo de Sergio Massa.

Insaurralde tiene una inclinación irrefrenable hacia las señoritas del estilo Clerici. Hace una década, luego de divorciarse de la princesa del conurbano, se casó con una conocida influencer de la sensualidad. La señora en cuestión se llama Jesica Cirio y el matrimonio se encuentra en pleno proceso de divorció, todas las versiones periodísticas y distintas fuentes políticas e institucionales sostienen que en el acuerdo de división de bienes Cirio obtuvo 20 millones de dólares, cosa que hizo saltar todas las alarmas porque daba cuenta de la fortuna de Insaurralde, el hombre que acaba de caer en desgracia y que jamás tuvo un trabajo fuera de la administración pública.

En los años felices Martín y Jesica no vivían en Lomas de Zamora, localidad pauperizada que Martín gobernaba, porque ese lugar es para pobres. Vivían en la zona más cara de la Ciudad de Buenos Aires, Puerto Madero, también rodeados de lujos aunque pasaban muchísimo tiempo en Miami. Pero además acaba de conocerse que el viaje a Marbella no es una excepción. Insaurralde tiene, siempre siendo funcionario con responsabilidades ejecutivas, un reguero de viajes a todo el mundo, en aviones de línea y privados, cuyo listado acaba de darse a conocer y que motivó una nueva investigación ya que, sólo en vuelos registrados, el funcionario tiene un récord de 200 viajes al exterior en el último tiempo. Algunos de estos viajes resultan francamente extraños, por ejemplo los 5 viajes que hizo en el mismo mes al mismo país: Colombia. A su vez, Jesica se consuela del trauma del divorcio con una nueva relación con otro millonario producto del capitalismo de amigos, un señor de apellido Piccirillo, que posee, él y su familia, un currículum dentro del Estado envidiable, en cargos que manejan espacios de decisión, lobby y programas de cientos de millones de dólares de organismos como el BID.

Claro que la vida de magnate de Martín Insaurralde no se condice con sus ingresos, eso los argentinos lo saben desde hace mucho. Los argentinos saben que la muy, pero muy inmensa mayoría de los políticos, verdaderos monumentos al fracaso intelectual y laboral, viven largamente por encima de la media y que fuera del Estado no podrían tener un ingreso decente. También saben que del Estado viven sus familias, amantes, choferes, mucamas y jardineros, y que a pesar de poseer cuantiosas fortunas no se pagan ni un café. Pero en una coyuntura tan lacerante como la que viven los ciudadanos de a pie, la imagen de la ostentación de Martín fue intolerable y a los pocos minutos ocupó toda la conversación pública.

Comenzaron a viralizarse los contenidos eróticos de Sofía, las salidas de compras millonarias, las joyas y los consumos suntuarios provenientes de un político kirchnerista  cuya prédica es ardientemente anticapitalista, fanático de la justicia social redistributiva y conspicuo progresista. Y se expuso a la diáfana luz solar el mecanismo de recaudación que había convertido a Insaurralde en multimillonario. Trascendió en los medios que desde hace años le dicen ‘El Chacal’ y que desde que comenzó sus primeros pasos en el área de la Lotería Nacional, se empapó en el mundo del juego, un negocio poco transparente y en consecuencia “caja” de la dirigencia política de todos los colores.

Insaurralde construyó una sólida red de relaciones con los reyes del negocio de los bingos, como Daniel Mautone y Daniel Angelici, ambos, a su vez, influyentes personajes de la política peronista y macrista, ambos también relacionados con el negocio del fútbol. Martín fue poniendo a sus hombres en lugares claves de la administración pública, gente que le responde tanto en las listas legislativas como en los cargos de gestión, por ejemplo Omar Galdurralde presidente del Instituto Provincial de Lotería y Casinos de la Provincia de Buenos Aires, que está sentado sobre un entramado de habilitaciones, concesiones y otras vituallas.

Las fuentes de recaudación que podrían explicar la multimillonaria fortuna de Insaurralde no se agotan en el juego. Existe en la Provincia de Buenos Aires, una feria de ropa clandestina gigante llamada «La Salada» que, según diversas investigaciones periodísticas estiman, recauda mensualmente alrededor de 1.000 millones de dólares. Como casi toda esa actividad es informal, se trata de una fuente de recaudación subterránea del poder, sobre todo en época de campañas. Los capos de ese mercado anidaban cómodos en las oficinas de Insaurralde, según se publicó esta semana. Además se le atribuyó al ex intendente un interés personal en el mantenimiento del alumbrado público de varias intendencias provinciales y también se publicó que muchos otros intendentes recibieron financiamiento para cambiar el parque eléctrico a través de Provincia Leasing, con la condición de que empresas «cercanas» a Insaurralde recibieran los contratos. Como se puede ver, tener un carguito en el Estado no es sólo recibir el sueldo a fin de mes (que por cierto es mucho más alto que en el sector privado) sino que es una fuente inagotable de chiringuitos. El cielo es el límite.

Ahora el ex intendente de Lomas de Zamora, antiguo intocable del kirchnerismo bonaerense, se ha convertido en radioactivo para todo el que quiera sobrevivir al escándalo, pero si Martín cae, no lo hará solo. La conexión entre el escándalo Insaurralde y el «ChocolateGate» tienen claros vínculos, ya que quien está a cargo de la presidencia de la Cámara de Diputados de la Legislatura bonaerense es Federico Otermín, a su vez candidato a intendente de Lomas de Zamora puesto a dedo por Insaurralde. Otermín, un elemento clave en el caso de Julio Rigau, podría convertirse el mes que viene en el nuevo jefe de Lomas de Zamora. La otra opción es el candidato de Juntos por el Cambio, Guillermo Viñuales que era …¡ jefe de Gabinete de Insaurralde! Viñuales, teóricamente opositor, ha avalado entusiastamente las iniciativas relacionadas con el juego. El mecanismo no se toca.

En estos momentos llueven las denuncias contra Insaurralde, su pantagruélico estilo de vida jamás escandalizó a la clase política, pero desde el sábado fatal todos se muestran ofendidísimos y lo han denunciado por evasión impositiva, enriquecimiento ilícito y lavado de activos. Tras la difusión de las imágenes, Insaurralde renunció a su cargo como jefe de Gabinete bonaerense y desistió de su candidatura que no tiene importancia porque cualquiera que gane sigue siendo «hombre de él» y sólo necesita enviar el mensaje que él sabe mucho «de todos». Su caso es paradigmático pero no excepcional y nuevas denuncias se ciernen sobre otros fastuosos dirigentes peronistas como Gustavo Menéndez, ex intendente de la localidad de Merlo y actual presidente del «Grupo Provincia», el grupo financiero estatal que maneja otra caja multimillonaria.

El fiscal federal Sergio Mola, que imputó a Martín Insaurralde y a Sofía Clérici por el presunto delito de lavado de dinero, a la vez tuvo que sortear una trampa judicial. Curiosamente, a escasas horas de conocerse las imágenes del escándalo, entre el sábado por la noche y el domingo, una denuncia contra Insaurralde cayó en el despacho del juez federal Federico Villena, horas antes de que Villena deje de estar de turno. La premura se debía a que Villena también es muy cercano a Insaurralde y, frente al riesgo de futuras denuncias, manos amigas habrían hecho lo que se denomina «forum shopping», la maniobra por la cual el denunciante procura «elegir al juez» que mejor se acomode a los intereses del demandado. Vale decir que los largos tentáculos del poder de Insaurralde abarcan todos los poderes estatales y habían activado el control de daños. Afortunadamente, Villena logró ser apartado de la causa.

Tanto el presidente fantasma Alberto Fernández como el presidente en funciones, ministro de economía y candidato kirchnerista Sergio Massa, dijeron que Martín Insaurralde «cometió un error». Esa es la explicación oficial y tiene sentido, ya que ir contra Insaurralde es ir contra la familia Kirchner. La doctrina del grave error intenta circunscribir el escándalo a la trama erótica y sentimental sin que se levante polvareda sobre el origen de los recursos, buscando que la condena sea sólo moral. Pero por ahora no ha tenido éxito ni esta jugarreta ni el intento del gobernador Kicillof de despegarse del asunto fingiendo ignorancia. Kicillof se encuentra en plena campaña de reelección, y en la debacle peronista, sostener el bastión de la Provincia de Buenos Aires es indispensable porque es un refugio político y económico en tiempos de crisis.

Resulta imposible para Kicillof explicar cómo no se dio cuenta de que su jefe de Gabinete se ausentaba sistemáticamente y que llevaba una vida de sultán. Alegar desconocimiento sugiere que Insaurralde no reportaba al gobernador y que además tenía un manejo del entramado de poder real muy superior al propio gobernador. Un golpe terrible a la imagen del único candidato competitivo que tiene Cristina en esta elección. También resulta una estocada a su capacidad de gestionar las pulsiones de un peronismo en desbandada, que es cainita si se siente acorralado y que es capaz de generar infinitas traiciones y zancadillas si no tiene un jefote al que reportar. El golpe a Insaurralde es un golpe a Kicillof y sobre todo a Cristina, y es impredecible el alcance de este «grave error» y sus consecuencias.

Mientras tanto la población mira el espectáculo sumida en la pobreza y la desesperación. El deterioro de las instituciones argentinas es mayúsculo. Los cuerpos legislativos son meras cajas políticas como lo demuestra el «ChocolateGate», y la casta política es protagonista o cómplice por omisión, de los miles de «insaurraldes» insertos en los entresijos del poder. La desnaturalización sufrida por el sistema democrático lo ha convertido en una cueva de chupasangres. Todo Estado elefantiásico es una satrapía y Argentina está llena de sátrapas. En este contexto ruinoso, el 22 de octubre se elige el nuevo presidente.

TEMAS |
.
Fondo newsletter