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Luciane Barbosa participó en audiencias con asesores del ministro de Justicia

El Ministerio de Justicia de Brasil recibió dos veces a la «señora de la droga amazónica»

Protestas en Brasil. Europa Press.

El reciente episodio que puso al Ministerio de Justicia de Brasil en el centro de atención no es un mero cuento de ficción, sino la realidad sorprendente y perturbadora de la política brasileña. En el centro de este drama está Luciane Barbosa Farias, conocida como la «dama del tráfico amazónico», esposa del notorio líder del “Comando Vermelho” (una de las mayores organizaciones criminales de Brasil), Clemilson dos Santos Farias, o «Tío Patinhas» según informó el periódico Estado de São Paulo.

Luciane, involucrada en crímenes de lavado de dinero, asociación para el tráfico y organización criminal, logró algo que muchos considerarían impensable: fue recibida no una, sino dos veces, en el Ministerio de Justicia, bajo la gestión de Flávio Dino. La forma en que esta mujer, una figura conocida en el submundo del crimen, logró acceso a la alta jerarquía del gobierno brasileño, plantea profundas preguntas sobre las fallas en el sistema de inteligencia del Ministerio o incluso sobre posibles conexiones entre altos cargos políticos y el narcotráfico.

Lo que hace más oscura la entrada de la criminal en el Ministerio de Justicia es que Luciane representa a la Asociación Instituto Liberdade do Amazonas (ILA), una ONG que, según sospechas, está vinculada al Comando Vermelho. Sus reuniones en el Ministerio sugieren una influencia del crimen organizado en decisiones políticas cruciales relacionadas con el sistema penitenciario y la seguridad pública.

La trama se complica aún más al considerar las conexiones de Luciane con figuras políticas destacadas. Encuentros documentados con Guilherme Boulos (PSOL-SP) y André Janones (Avante-MG), que son aliados de primer orden del Presidente Lula, apuntan a una red de influencia que va más allá de las fronteras del crimen organizado, infiltrándose en las esferas políticas del país.

La historia de Luciane y sus conexiones con el gobierno actual plantean la posibilidad de relaciones más profundas y potencialmente comprometedoras entre el gobierno y el crimen organizado. Esta sospecha es alimentada por hechos históricos, como la alta votación que el gobierno actual recibió en prisiones y declaraciones de miembros del PCC sobre «relaciones cabulosas» con el PT. Además, no se puede ignorar las históricas relaciones amistosas entre el PT y las FARC, una organización conocida por sus actividades en el narcotráfico.

Este caso, sin embargo, va más allá de simples teorías de conspiración. Plantea serias dudas sobre la integridad del sistema de justicia y la capacidad del gobierno para lidiar con el crimen organizado. La presencia de Luciane en el Ministerio de Justicia es una señal alarmante que merece no solo atención, sino acción decisiva.

Reacciones de la oposición y respuesta del gobierno

La oposición no tardó en reaccionar y ya prepara un pedido de impeachment (juicio político) contra el ministro de Justicia y Seguridad Pública, Flávio Dino, debido a las polémicas reuniones con Luciane Farias. Los opositores argumentan que la presencia de la «primera dama del tráfico» en el Ministerio refuerza sospechas de connivencia entre el gobierno y el crimen organizado. Carlos Jordy, líder de la oposición en la Cámara, afirmó: “No es una sospecha. Es un hecho. La primera dama del tráfico fue recibida en el Ministerio de Justicia. Esto refuerza la sospecha que siempre tuvimos de que es imposible entrar en la (favela de) Maré, de la forma como Dino entró, sin un acuerdo con el tráfico de drogas”.

El ministro Dino, por su parte, negó tener conocimiento de las reuniones y se desvinculó de la responsabilidad, atribuyendo la decisión de recibirla al secretario de Asuntos Legislativos, Elias Vaz. En defensa, el Ministerio de Justicia declaró que la audiencia fue solicitada por la Asociación Nacional de la Abogacía Criminal (Anacrim) y que la presencia de Luciane como acompañante era responsabilidad de la entidad solicitante.

Afirmaron además que la detección previa de la situación de una acompañante era imposible, ya que la solicitante de la audiencia era una entidad de abogados, no Luciane Farias. En resumen, el incidente que involucra a Luciane Barbosa Farias en el Ministerio de Justicia es un reflejo preocupante de posibles fallos sistémicos y relaciones dudosas en el corazón del poder brasileño. Este lamentable episodio exige una investigación rigurosa y una respuesta contundente para proteger la democracia y el orden público en Brasil.

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