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El peso chileno continúa devaluándose en un contexto de incertidumbre política en el país

Pesos chilenos. Reuters

Ante una regresiva cuenta hacia el plebiscito del 4 de septiembre, en que los chilenos votaran si rechazan o aprueban el nuevo texto constitucional, el peso chileno continúa devaluándose. Al cierre del pasado viernes, el tipo de cambio alcanzó los $875,69 pesos chilenos por un dólar. Este es el valor más alto registrado históricamente -superando los $875,21 alcanzados al día siguiente de la victoria de Boric en la segunda vuelta presidencial-. Solo durante la presente semana, la moneda chilena se devaluó en $30,65 pesos frente a la divisa norteamericana. Si bien, hay factores internacionales que han impactado en la moneda chilena, el panorama político nacional también es un factor determinante.

No cabe duda de que, desde la insurrección del 18 de octubre de 2019, la situación económica en Chile no es la mejor. Este escenario ha sido agravado por el impacto que tuvieron las cuarentenas y restricciones producto de la pandemia -situando a Chile como uno de los países más restrictivos-, como también por la incertidumbre política que ha abierto el proceso constituyente, por lo que el peso chileno no ha logrado recuperarse.

Tal y como señala el editorial del diario nacional El Mercurio del viernes, una de las razones de la delicada situación económica chilena se encuentra en la decisión de la Reserva Federal de los Estados Unidos, que aumentó en 75 puntos el rango de la tasa de la política monetaria (que llegó a 1,5-1,75%) como un esfuerzo para controlar la inflación de EEUU, que ha alcanzado el registro más alto en los últimos 40 años (8,6%). 

Asimismo, la guerra entre Rusia y Ucrania ha impactado en la moneda chilena, pues los productos, bienes y servicios que más han aumentado su costo justamente son aquellos relacionados al petróleo. Además, la industria del cobre también se ha visto afectada, principalmente por el aumento de los contagios de covid en China, pues los contratos en esta materia se redujeron 2,51%, por lo que la libra bajó a $4,01 usd. 

Sin embargo, el contexto internacional no es lo único que impacta esta situación, ya que la situación política en Chile desincentiva justamente la inversión. La incertidumbre del proceso constituyente, la reforma tributaria que quiere impulsar el Gobierno de Boric, y el estatismo exacerbado de las izquierdas gobernantes han hecho de Chile un país no atractivo para la inversión.

La inflación en Chile ya alcanzó el 11,5 por ciento, siendo la más alta desde el retorno a la democracia plena. Incluso, estimaciones del Banco Central chileno sostienen que la inflación puede llegar al 13 por ciento durante los próximos meses. Además, el Banco Central aumentó la tasa de interés a 9 por ciento, una cifra bien diferente de la situación norteamericana.

Sobre la reforma tributaria, Gabriel Boric sostuvo el pasado viernes que «una distribución más justa de la riqueza le permitirá a Chile ser un país más cohesionado, más justo y equitativo y así podrá crecer mejor”. Sin embargo, estas iniciativas claramente no ponen el enfoque en el crecimiento económico, en la creación de riqueza ni en atraer inversiones, situación que los izquierdistas no comprenden por su obsesión irracional hacia el Estado.

Por otro lado, Boric anunció este viernes el cierre de la fundición y refinería “Ventanas” de Codelco, considerada una de las tres mejores producciones de ánodos y cátodos a nivel mundial. Ubicada en la Región de Valparaíso, ha estado en la polémica nacional por ser considerada una zona de sacrificio ambiental por casos de intoxicación. Sin embargo, esta decisión fue rechazada de plano por los trabajadores llamando a un paro nacional, ya que acusaron “traición” y dijeron que no intoxican a la gente. Por ello, durante la noche del viernes hicieron protestas en caminos y carreteras aledañas, pues, cerca de 5.000 personas se quedarán sin su fuente de trabajo.

En definitiva, la situación económica chilena no es esperanzadora, a pesar de que la «esperanza» fue la narrativa instalada en la campaña presidencial de Boric. Al contrario, Chile está inmerso en una preocupante incertidumbre que a ratos nos recuerda los fracturados tiempos de la Unidad Popular, a pesar de que aún se está lejos de alcanzar una inflación del 605% que se registró en el año 1973. 

A lo anterior se agrega que la Comisión de Armonización del nuevo texto constitucional terminó su labor, lo que implica que la Convención Constitucional finalizó sus trabajos. Solo queda la realización de plenos para que el proyecto constitucional se presente a la ciudadanía. Sin embargo, gane la opción Apruebo o Rechazo, ninguna augura un retorno a la estabilidad sociopolítica ni económica, pues los niveles de polarización en la ciudadanía como el aumento de la violencia política y la delincuencia han alcanzado niveles alarmantes.

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